"Me han contado que en las veladas de lectura y discusión que se organizan para las camaradas son objeto preferente de atención el problema sexual y el problema del matrimonio, y que sobre estos temas versa principalmente el interés y la labor de enseñanza y de cultura políticas.
Cuando me lo dijeron, no quería dar crédito a mis oídos. El primer Estado de la dictadura proletaria lucha con los contrarrevolucionarios del mundo entero. La misma situación de Alemania reclama la más intensa concentración de todas las fuerzas proletarias, revolucionarias, para cortar los avances cada vez mayores de la contrarrevolución. ¡Y he aquí que las camaradas activas se ponen a discutir el problema sexual y el problema de las formas del matrimonio “en el pasado, en el presente y en el porvenir”! Creen que su deber más apremiante en esta hora es ilustrar a las proletarias acerca de esto. Se me dice que la publicación más leída es un folleto de una joven camarada vienesa sobre la cuestión sexual. ¡Valiente mamarrachada! Lo que interesa de estas cuestiones a los obreros hace ya mucho tiempo que lo han leído en Bebel… Pero no en un estilo aburrido, pétreo, esquemático como el del folleto, sino en un estilo recio de agitación, de agresividad contra la sociedad burguesa. Querer ampliar eso con las hipótesis freudianas, podrá parecer “culto” y hasta pasar por ciencia, pero no es más que una estupidez de profanos.
La teoría freudiana es también, hoy, una de esas tonterías de la moda. Yo desconfío de las teorías sexuales expuestas en artículos, ensayos, folletos, etc., en una palabra, de esa literatura específica que crece exuberante en los estercoleros de la sociedad burguesa. Desconfío de esos que sólo saben mirar al problema sexual como el santo indio a su ombligo.
Me parece que esa exuberancia de teorías sexuales, que en su mayor parte, no son más que hipótesis, y no pocas veces hipótesis arbitrarias, brota de una necesidad personal, de la necesidad de justificar ante la moral burguesa, implorando tolerancia, las aberraciones de la propia vida sexual anómala o hipertrofiada. A mí me repugna por igual ese respeto hipócrita a la moral burguesa y ese constante hociquear en la cuestión sexual. Por mucho que se las dé de rebelde y de revolucionaria, esta actitud, es, en el fondo, perfectamente burguesa. Es, en realidad, una tendencia favorita de los intelectuales y de los sectores afines a ellos. En nuestro Partido, en el seno del proletariado militante, con conciencia de clase, no tienen nada que hacer estas cuestiones."
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Lenin, un adelantado a su época.