1- Difiero completamente con tu planteamiento, me explico: en este primer vistazo a la movilidad y proceso migratorio - entendido dentro de la estructura social -, no se le aplican categoría como el racismo, sino más bien, son las posturas etnocentristas las que se ponen a flor de piel. El supuesto que apunta a que el sistema y conformación interna de la nación colapse, es irreal y no tiene anclaje empírico, éste existe pero es reducido a casos y zonas particulares, por tanto, matemáticamente no es significativo para algunas políticas estatales (siempre entendiéndonos desde las migraciones centroamericanas y latinoamericanas).
Chile, como "niño modelo" del liberalismo económico y obedeciendo a las lógicas del propio sistema y mercado, se llenará - queramos o no (desde nuestra perspectiva de ciudadanos) - de mano de obra inmigrante; calificada o no, pero esencialmente barata. Esta situación afecta sólo a los connacionales de baja escolaridad que están lejos de la movilidad social. Soy enfático en recalcar que de momento no implica políticas de estado dado que los "afectados", o más bien, los que obligadamente entraron de lleno en la lógica de competitividad con los extranjeros son los nunca bien ponderados "pobres".
En materia de seguridad no ahondaré de momento debido a que en esto influyen directamente los discursos de poder.
2- Aquí discrepo en la forma, más no en el fondo del primer punto. No es que la respuesta del gobierno sea de plano mala, simplemente no existe una respuesta del estado, el aparato gubernamental lisa y llanamente no ha hecho nada para lidiar con esta situación. Lo mínimo que se le pediría es reformar y actualizar las políticas migratorias de establecimiento definitivo, al menos resuelto desde el plano jurisdiccional podrían venir los cambios en lo social.
En segundo punto, me parece burdo e infantil reducir la opinión - fundad o no - a un zurdo o facho, lo cierto es que la inmigración y el consiguiente intercambio cultural ha existido siempre, a toda escala, ya son conductas institucionalizadas en lo económico, social político y religioso. Yo soy un chileno promedio, y me veo altamente beneficiado al verme expuesto a un intercambio intelectual con algunos expertos en mi área de estudio (españoles, peruanos, argentinos, estadounidense, un francés y un alemán). Ese intercambio me es beneficioso ya que en mi localía me veo favorecido, y hasta cierto punto no me es extraño debido a que con la mitad de ellos comparto el mismo ethos cultural. Ahora, si por el contrario, me viera expuesto a lidiar con un colombiano (que tanto le gustan a la elite antroniana) antioqueño o de algún barrio narco de Medellín, es obvio que me generaría el "choque cultural", y no hay nada de malo en ello. Sentir esa extrañeza es natural y hay que acabar con el mito de que todos somos hermanos latinoamericanos y blah, blah, blah. Y lo ligo con el primer punto, a nosotros - todos - no nos molesta el extranjero per se, nos molesta el extranjero o el nacional que es muy distinto en sus conductas y escapa a nuestra moralidad.
3- Eso es el decante natural al que arribarían las sociedades actuales, salvo contadas excepciones. Justamente el contexto Europeo no es completamente extrapolable a LA. Pasas por alto factores tan relevantes como que el capital radica en Londres, y la kultur tiene cuna en Alemania, ahora bien, piensa en como una corriente tan particular como el liberalismo llegó a transformarse en universal, y al mismo tiempo, como Alemania, Inglaterra y toda Europa confluyeron en la UE, aun cuando esto supuso una supresión de las identidades locales a medida que avanzó y se instauró la globalización. El descontento no existe, ya está instaurado a expensas de la razón del individuo.
Además, destaco que utilizaras el término "ciudadano", ¿existe la ciudadanía hoy en día? qué pasa con los individuos con doble nacionalidad, o los que nacieron en Chile pero tienen madre del Perú y padre Argentino; la jurisdicción es incompetente dado que no puedes tener tres nacionalidades, por tanto, debes optar.
A entendimiento de como se han replanteado los liberales, el ciudadano -como concepto - ha muerto.
