Asimismo, en el judaísmo este número también es considerado de mal augurio pues trece eran los espíritus relacionados con el mal. Y de la misma forma sucede en una creencia nórdica donde este número es el que identifica a una deidad maligna llamada Loki que fue la que propició la muerte del dios favorito Balder.
En cambio, muchos países occidentales consideran que el trece atrae a las malas energías. Incluso, existe la
triscaidecafobia, un trastorno que se caracteriza por experimentar un temor desconsiderado hacia este número. Se dice que la
superstición surge del hecho en que, durante la
Última Cena, se sentaron a la mesa trece individuos y uno de ellos falleció.
Por ejemplo, en la
Fórmula 1 no se utiliza el trece (al igual que en los
aviones). Lo mismo con algunos
equipos de fútbol. También hay
calles que omiten el portal 13 y
hoteles que evitan usar el piso 13 para no incomodar a sus eventuales huéspedes. En
Madrid, por otra parte, no existe la línea de autobús 13.