Entonces, enfócate en superar tus trancas po, saco weá que se deja estar.
Es de conocimiento general que las minas desprecian a los weones inseguros; tarde o temprano, te patean y te reemplazan por un culiao que las deje en sillas de ruedas y satisfechas en otros aspectos. Excepto las piteás culiás, dignas pacientes de El Peral.