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Tribunal descarta delirio místico compartido y condena a 5 años de cárcel a madre de lactante sacrificado en Colliguay
La misma pena deberá cumplir el segundo líder de la comunidad, Pablo Undurraga, mientras que el resto de los seguidores de Antares de la Luz fueron sentenciados a 3 años de libertad vigilada intensiva.
SANTIAGO.- El Juzgado de Garantía de Quilpué condenó a 5 años de presidio efectivo a la madre del lactante de dos días que fue sacrificado en el cerro Colliguay en noviembre de 2012, en el marco de un supuesto ritual sectario que pretendía terminar con la vida del Anticristo.
Se trata de Natalia Guerra, quien fue declarada culpable del delito de parricidio en grado consumado.
Lo anterior, luego que el tribunal -en un procedimiento abreviado- descartara que la joven, al igual que el resto de los condenados, haya actuado bajo delirio místico compartido, pues argumentó que todos tuvieron la capacidad de salir de la "mal llamada secta".
Asimismo, ordenó la misma pena respecto de Pablo Undurraga, quien fue la mano derecha del líder de la agrupación, Ramón Castillo Gaete, autodenominado "Antares de la Luz".
En su caso, el tribunal estableció que al acusado le cabe participación en calidad de autor de homicidio calificado, enfatizando que una vez cometido el crimen y luego que no llegara el esperado día "del fin del mundo", tomó a su pareja -hoy su esposa- Carolina Vargas- y abandonó la agrupación, sin que haya sido obligado a regresar.
En tanto, el resto de los miembros de la comunidad -María del Pilar Álvarez, David Pastén, Carolina Vargas, Josefina López y Karla Franchy- fueron condenados a 3 años de libertad vigilada intensiva -esto es, bajo la supervisión de Gendarmería de Chile- por su participación en calidad de encubridores del delito de homicidio calificado.
Según estableció el Juzgado de Garantía de Quilpué, a ninguno de los imputados es posible considerar la atenuante de imputabilidad disminuida, ya que de acuerdo a sus propias declaraciones ante la PDI, al momento del crimen lloraban por lo que estaba ocurriendo, lo que da cuenta de que se encontraban conscientes de la ilicitud y gravedad de los hechos.
La misma pena deberá cumplir el segundo líder de la comunidad, Pablo Undurraga, mientras que el resto de los seguidores de Antares de la Luz fueron sentenciados a 3 años de libertad vigilada intensiva.
SANTIAGO.- El Juzgado de Garantía de Quilpué condenó a 5 años de presidio efectivo a la madre del lactante de dos días que fue sacrificado en el cerro Colliguay en noviembre de 2012, en el marco de un supuesto ritual sectario que pretendía terminar con la vida del Anticristo.
Se trata de Natalia Guerra, quien fue declarada culpable del delito de parricidio en grado consumado.
Lo anterior, luego que el tribunal -en un procedimiento abreviado- descartara que la joven, al igual que el resto de los condenados, haya actuado bajo delirio místico compartido, pues argumentó que todos tuvieron la capacidad de salir de la "mal llamada secta".
Asimismo, ordenó la misma pena respecto de Pablo Undurraga, quien fue la mano derecha del líder de la agrupación, Ramón Castillo Gaete, autodenominado "Antares de la Luz".
En su caso, el tribunal estableció que al acusado le cabe participación en calidad de autor de homicidio calificado, enfatizando que una vez cometido el crimen y luego que no llegara el esperado día "del fin del mundo", tomó a su pareja -hoy su esposa- Carolina Vargas- y abandonó la agrupación, sin que haya sido obligado a regresar.
En tanto, el resto de los miembros de la comunidad -María del Pilar Álvarez, David Pastén, Carolina Vargas, Josefina López y Karla Franchy- fueron condenados a 3 años de libertad vigilada intensiva -esto es, bajo la supervisión de Gendarmería de Chile- por su participación en calidad de encubridores del delito de homicidio calificado.
Según estableció el Juzgado de Garantía de Quilpué, a ninguno de los imputados es posible considerar la atenuante de imputabilidad disminuida, ya que de acuerdo a sus propias declaraciones ante la PDI, al momento del crimen lloraban por lo que estaba ocurriendo, lo que da cuenta de que se encontraban conscientes de la ilicitud y gravedad de los hechos.