Mire, perdonar una infidelidad, perdonar en general el error del otro que me perjudica directamente, es un acto que ennoblece y engrandece, porque no hay nadie en este mundo que no se equivoque y sea perfecto, eso es irreal y el ser humano debe aceptarlo y actuar acorde a ello: todos erramos, y la medida del amor entre los hombre es el grado de perdón que se dan los unos a los otros. Así que jamás dude o se arrepienta de haber perdonado. Pero perdonar no significa ayudar a suscitar un mismo error una y otra vez no sabiendo preveer, con inteligencia y suspicacia, lo que verdaderamente está ocurriendo para evitar lo que ya se lamentó y tratar de cambiar para bien mutuo la situación (ya se dijo: "sed astutos como víboras, pero inocuos como palomas"). Las cosas están claras y debe armarse de valor para seguir su camino y no estancarse en un amor o una experiencia. Más que amor a ella y a su hijo, trate de amar la lealtad y la fidelidad que estoy seguro que es una de las cosas que busca en la persona con la que desea compartir sus vida. El amor a la fidelidad se traduce en su propio ejemplo que servirá para que personas como la mujer a la que se refiere reivindique su camino y de la oscuridad de ser infiel pueda ver la claridad de la rectitud de ser leal que, sin duda, sedimentan el bien y la felicidad.