No es necesario (ni pertinente) dar su nombre, pero con 10 años y viniendo desde Haití, el pequeño quiere ser médico. Que deseo más bonito, pero que se ve tristemente opacado por el hostil contexto cultural actual de nuestro país. Ni me lo quiero imaginar caminando por las calles de Santiago y con la mala suerte de tener que toparse con un afiche xenófobo que diga “Haitian, not welcome” acompañado con la caricatura ofensiva de un afrodescendiente. Sí, así hay chilenos, con complejos de gringos o europeístas y que son capaces de realizar acciones sin importar el daño que le hagan a una persona o hasta a un mismo niño.