La norma habla de daño estructual, es decir, tras un gran cataclismo sísmico, la obra gruesa no tiene que sufrir daños. Se entiende que un tabique, un vidrio o par de tejas no son obra gruesa.
Ni cagando, ya que a fines de los '90 comenzó el imperio de edificaciones corneta a cargo de los hermanos Pérez Yoma (Fracisco era el dueño en el papel de COPEVA, pero también estaba metido el mafioso de su hermano, Edmundo, cuyo historial da para un libro). Aunque fueron famosos por las viviendas básicas que construyeron como el pico en Puente Alto (soborno de por medio de Francisco al ministro ministro de Vivienda de esa época, Edmundo Hermosilla, y que no fueron precisamente los caballos), también quedó la cagada con casas y edificios ABC1. Para pasar piola, la empresa se declaró en quiebra, no pagó un solo peso de indemnización que sentenciaron los tribunales y renació con el nuevo nombre de P&Y. El dato se esparció rápidamente entre las inmobiliarias y se dieron cuenta que era tirar y abrazarse.
El problema es que un edificio puede albergar 250/300 departamentos. Y si sufre los efectos de un sismo, son cerca de 1500/2000 personas que quedan en la calle. Con apenas cinco edificios podemos llegar a 10000 damnificados, una cifra no menor. La inhabitabilidad debe ser decretada por el municipio. Como en Chile trabajan un alto número de weones chantas que ni siquiera dominan su propia área de trabajo, además de ser altamente sobornables, es fácil que sucumban ante la chiva técnica o las lucas de una inmobiliaria. Para el último terremoto de Coquimbo, un edificio quedó chueco, pero la municipalidad lo considera habitable.
De los que me acuerdo en Santiago:
-Emerald en Ñuñoa.
-Don Tristán en Maipú.
-Central Park en Santiago.
-Macul Plaza en Macul.
-Complejo Sol Oriente en Macul.
-Condominio Paseo las Flores en Conchalí.
Tendría que buscar en mis archivos, pero la lista superaba los treinta edificios en la capital. Además hay que sumar los de provincia y los que oficialmente aguantaron, pero en la práctica eran inhabitables y fueron abandonados. Todas las edificaciones afectadas eran nuevas (la más vieja tenía cinco años) y de diferentes inmobiliarias, es decir, todas construyen como el pico.