Los socialistas, lo diré con palabras breves, intentaron ideologizar la escuela; es decir, inculcar en los niños su ideología política. Si alguien lo pone en duda, no tendrá más que echar un vistazo a los llamados Temas Transversales: una serie de contenidos supuestamente éticos y cívicos concebidos para formar ciudadanos demócratas al más puro estilo progre.
Pero veamos algunos rasgos más de la escuela socialista, son rasgos esenciales, matriciales, necesarios para la consecución de los ideales enunciados arriba (pacifismo, relativismo, multiculturalismo, feminismo…). La escuela socialista es:
-Contraria al reto.
-Enemiga de la competición.
-Anti-jerárquica, anti-autoritaria.
-Contraria a la censura y la sanción.
-Relativista. Anti-racionalista.
¿Por qué la escuela socialista es contraria al reto, es decir, contraria a que los alumnos se esfuercen por plantearse y conseguir metas académicas ambiciosas? Porque el reto personal acaba generando una actividad social competitiva: los alumnos competirían entre ellos de manera implícita o explícita. Y esto es contrario al ideario del socialista actual, pues el capitalismo se distingue por estimular la competitividad de sus agentes económicos, de las empresas y sus (explotados) trabajadores. El concepto de democracia que tiene el socialismo es contrario a la competición, pues ésta establece las bases del clasismo: los competidores ganadores sojuzgan a los perdedores. Es decir, la competición forma parte de la misma esencia del capitalismo. Siendo esto así, la escuela socialista debía trasmitir los valores contrarios a los del capitalismo. En vez de retos personales ambiciosos y competición entre alumnos, colaboración entre ellos, compartición, ayuda al necesitado, cooperación… A los niños, en efecto, se les dice que lo “importante es participar, no ganar”. Compartir y colaborar son rasgos del socialismo, del comunismo…
¿Por qué es la escuela socialista anti-jerárquica? ¿Por qué es contraria a la autoridad? Porque el socialista progre entiende que la jerarquía, el orden y la autoridad son rasgos de los regímenes políticos despóticos o dictatoriales. Por tanto, el alumno socialista debía aprender a rechazar la autoridad, incluida la autoridad del maestro o profesor. Y, por supuesto, también la del padre.
¿Por qué la escuela socialista es relativista (y contraria a la censura)? Porque el relativismo lo entiende el socialista como un signo de tolerancia, o, mejor dicho, la tolerancia en sí misma. Si nada es verdadero ni falso, ni bueno ni malo, entonces nada es censurable y todo está permitido. El relativista se reputa como tolerante por antonomasia. Y si nada es cierto de manera indubitable, ya podemos imaginar en qué lugar queda la autoridad y la función del maestro. Si los contenidos académicos están sujetos a duda y a opinión, ¿en qué lugar quedará la autoridad docente?
Así pues, capitalismo y dictadura son los dos cocos de quienes la escuela ha de huir, los males de quienes la escuela progresista debía prevenirse.