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¿Qué tipo de pornografía consumen las mujeres?

Ese culiao le pone harto empeño. Ultimamente cuando quiero ver porno, en vez de buscar actrices (para qué si todas son ricas), busco videos de ese weón ya que es una buena cacha asegurada :sisi: . Y hay desde cachas más normales y románticas, hasta weas donde somete y hace recagar a la mina :lol2:

:maestro: James Deen maestro


SEGURO LE MIRAS SU CORNETA DE FORMA PROFESIONAL, COMO SE DESEMPEÑA EN LA TRAMA , MARICON CONCHETUMARE :lol2:
 
Ese culiao le pone harto empeño. Ultimamente cuando quiero ver porno, en vez de buscar actrices (para qué si todas son ricas), busco videos de ese weón ya que es una buena cacha asegurada :sisi: . Y hay desde cachas más normales y románticas, hasta weas donde somete y hace recagar a la mina :lol2:

:maestro: James Deen maestro

Por eso me gusta, su versatilidad... lo mejor es lo que hace con x-art, muy buen material.
 
uhmmm yo cuando consumo porno es netamente educativo, cuaando quiero aprender algo nuevo para practicar o quiero mejorar algo. Pero no me llama mucho la atencion el porno gay no me calienta ver como un weon le mete el pico a otro weon ...
 
Ese culiao le pone harto empeño. Ultimamente cuando quiero ver porno, en vez de buscar actrices (para qué si todas son ricas), busco videos de ese weón ya que es una buena cacha asegurada :sisi: . Y hay desde cachas más normales y románticas, hasta weas donde somete y hace recagar a la mina :lol2:

:maestro: James Deen maestro
Pero tiene pinta de fleto :gaia:

:idolo: Lesbian Porn
 
Ese culiao le pone harto empeño. Ultimamente cuando quiero ver porno, en vez de buscar actrices (para qué si todas son ricas), busco videos de ese weón ya que es una buena cacha asegurada :sisi: . Y hay desde cachas más normales y románticas, hasta weas donde somete y hace recagar a la mina :lol2:

:maestro: James Deen maestro

Interesante visión.

:monomeon: Ryan Madison, callampero culiao.

Sobre el tema, a las minas no les gusta mucho el pene, esa weá de preocuparse por su tamaño, es algo que pareciera nace exclusivamente del hombre.
 
:idolo: Anal amateur

:idolo: Dancing bear :lmao:

:idolo: Gianna Michaels, Bobbi Starr

:idolo: Las aventuras de Rocco Siffredi y Nacho vidal :zippy:
 
Consumir Porno?
Solo casual, no es de mi gusto.
Mis "fantasías" las llevo a lo real.
 
He visto porno con una par de minitas y les llama la atención las escenas lesbicas :B
 
:idolo: Penis from hell
:idolo: The silence of the ass
:idolo: Acockalypse now
 
Porno de maricones gays

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:maestro: Minas con minas
 
:idolo: ver porno junto a la polola y terminar en lo mismo
+10000 al amigo quoteado.

En lo personal, veo porno con frecuencia pero no con el afan solamente de calentar el ambiente en pareja. Me gusta ver videos para aprender, ojalá amateurs, donde por ejemplo, se haga una buena mamada. Lo pongo en practica con mi pareja y, si le gusta, lo dejamos dentro del repertorio de cosas ricas para juguetear.

Para pasarse rollos o de plano calentarte sola... ni un brillo. :buenaonda:

Ahora, para efectos de entretencion, carcajadas y mucha alegria, veo porno bizarro, onda anecdotas en orgasmatrix, lulz de Efukt, etc...
 
las veces que me ha apañado a ver porno dice "ay!! quiero ver ese donde estan dos mujeres...es mi fantasia"
 
Este mes, me llamo Mary,y al parecer soy un cúmulo de contradicciones. Antes dije que quería sexo, pero ahora me niego a salir del cuarto de baño. No tengo ni idea de que a Joe no le gustan ni las calienta-braguetas ni perder el tiempo. Ya se ha encargado de tomar la iniciativa, de pagar por las bebidas y de decirme unos cuantos cumplidos, así que agarrará su abrigo y se largará si no salgo en menos de cinco minutos.

Pero no tengo ni idea de todo eso, porque he conocido a Joe en un bar del centro hace unas tres horas. Su nombre parece una gran broma cósmica, pero de todos los hombres que he conocido esta noche, él ha sido el único que se ha molestado en intentar entablar una conversación. Por eso lo he elegido... además de porque es muy guapo, viste bien e intenta esbozar una sonrisa sincera aunque no llega a conseguirlo.

—Mary, Mary, qué contradictoria, ¿qué tal tu jardín?

Oigo su voz a través de la puerta, tarareando esa vieja cancioncilla que ya he oído mil veces. También me han llamado Bloody Mary, como la bebida, o Mary Poppins. Mis padres me pusieron mi nombre creyendo que no tenía diminutivos, pero la gente siempre acaba encontrando una burla oportuna.

Noto el frescor del pomo de la puerta bajo mis dedos cuando salgo para que Joe vea que estoy lista, que la espera ha merecido la pena. Sólo llevo unas braguitas blancas de encaje y un sujetador a juego, y tengo que esforzarme por contener las ganas de cruzarme de brazos para esconderme de su mirada.

Sus ojos se ensanchan un poco, y su lengua asoma y humedece una boca que aún no he besado. Deseo hacerlo, porque Joe tiene pinta de estar muy bueno.

—Demonios...

Su comentario es un cumplido, y me alienta a sonreír con un poco más de seguridad. Empiezo a volverme poco a poco para que pueda verme bien, y cuando volvemos a estar cara a cara, Joe me toma de la mano y tira de mí para que me acerque un paso más, y después otro. Nuestros cuerpos se acoplan como atraídos por imanes.

Se ha desabrochado la camisa, y el roce del vello de su pecho hace que me estremezca. Mis pezones excitados empujan contra la tela del sujetador, y un calor placentero va acumulándose en mi vientre. Cuando Joe me agarra de las caderas, siento una súbita timidez que me impide mirarlo a los ojos.

Él me lleva hacia la cama, la enorme cama doble que le ha pedido antes con esa sonrisa tan atrayente a la recepcionista. Es una sonrisa que dice «soy un chico malo, pero no te importará cuando compruebes lo bueno que soy», y al parecer a la recepcionista la ha impresionado tanto como a mí, porque la mujer se ha tomado la molestia de encontrarnos una habitación libre con una cama lo bastante grande para montar una orgía.

Aunque no vamos a montar ninguna orgía, porque sólo estamos Joe, el sonido del calefactor, y yo. El aire caliente que sale del aparato huele un poco a rancio, pero supongo que no debería extrañarme. ¿Qué esperaba?, ¿incienso y mirra?

—Vamos —dice él, con un poco de impaciencia.

Después de tumbarme en la cama, empieza a besarme por fin. Primero en el cuello, después en los pechos y en un hombro. Me arqueo ligeramente al sentir sus labios en mi piel, pero él no se apodera de mi boca a pesar de que la he entreabierto.

Joe baja las manos por mis costados y por mi estómago, y aunque me sobresalto un poco al sentir que me mete una entre las piernas, él no parece darse cuenta de mi reacción. A lo mejor simplemente le da igual. Cuando empieza a tocarme con caricias expertas, me derrito como el azúcar en una sartén, me fundo en una masa líquida.

Todo está pasando más rápido de lo que esperaba, pero no alcanzo a encontrar las palabras para decirle que vaya más despacio. Cuando sus dedos encuentran el bultito que hay bajo la parte delantera de las bragas de encaje y empiezan a acariciarlo con pequeños y lentos círculos, me doy cuenta de que ir deprisa no está nada mal.

—¿Te gusta?

Al verme asentir, Joe sonríe y alarga una mano hacia el cierre delantero del sujetador. Cuando mis pechos quedan al descubierto, suelto un gemido gutural. Quiero sentir su boca en mi piel, su lengua trazando mis pezones erguidos, quiero que los chupe mientras su mano sigue acariciándome entre las piernas. Ya estoy húmeda, lo siento al moverme.

loe se detiene para quitarse la camisa, y me da la oportunidad de admirar su pecho. Tiene un cuerpo ideal para lucir la ropa, pero al verlo desnudo puedo contemplar sus hombros, que parecen aun más anchos que antes, y su estómago plano y musculoso. Sus brazos rezuman fuerza, y los tendones de sus antebrazos sobresalen cuando se desabrocha el cinturón y los pantalones. El vello de su pecho, brazos y estómago es un poco más oscuro que su pelo leonino... me pregunto si se tiñe de rubio, o si todos los cuerpos masculinos muestran tal disparidad.

Joe se quita los pantalones y los calzoncillos. No puedo mirar, así que vuelvo la cabeza mientras contengo el aliento y se me acelera el corazón. La cama se hunde un poco cuando él se arrodilla a mi lado, y cuando siento que vuelve a deslizarme la mano entre las piernas, alzo las caderas y de mis labios aún sin besar escapa una exclamación vacilante.

—Quítatelas —me susurra.

Sin darme tiempo a obedecer, me quita las braguitas él mismo, y me quedo abierta del todo a su mirada. Él observa mi vello púbico cuidadosamente depilado, el rígido botón de mi clitoris, mi piel suave, excitada y húmeda por sus caricias, y me abre un poco más los muslos. Parece gustarle mi pequeño gemido, porque su respiración se acelera tanto como la mía. Traza con un dedo los pliegues de mi sexo hasta llegar de nuevo al clitoris... la sensación es indescriptible. Cuando lubrica el tenso nudo con mis propias secreciones, mis caderas se sacuden en un espasmo.

Siento un extraño peso en mi sexo, una especie de vacío doloroso. El calor va extendiéndose por mi vientre, por mis pechos, por la gruta secreta de mi entrepierna. Joe sigue frotándome el clitoris, y el líquido de mi deseo empieza a chorrearme por la curva del trasero.

No puedo evitar gemir de placer cuando su boca se apodera de uno de mis pezones, y siento la suavidad de su pelo rubio en los nudillos cuando poso una mano en la parte posterior de su cabeza. Joe empieza a succionar, y mis dedos se tensan. Él murmura algo que no alcanzo a entender, pero no deja de chuparme el pezón ni de frotarme el clitoris, y mi respiración va acelerándose más y más hasta que me mareo un poco.

He estado con algunos chicos. Nos hemos metido mano a escondidas, los he masturbado con la mano en el asiento trasero de su coche, se la he acariciado y se la he sacudido sin dejar de preguntarme a qué viene tanto revuelo. He estado con chicos, pero nunca he estado con un hombre, con alguien que no pide gimoteando ni manosea con torpeza. Joe ni siquiera se molesta en pedir, se limita a pasar a la acción, y eso es algo perfecto. Es justo lo que buscaba, y no puedo perder el tiempo siendo tímida... ni siquiera cuando su boca desciende por mi cuerpo y se centra de lleno entre mis piernas. Me tenso de inmediato ante la sorpresa, pero mi pequeña protesta se convierte en un gemido cuando Joe me acaricia el clitoris con la lengua.

«Oh, santa madre de Dios...». Esto es algo que me he imaginado mientras llego al orgasmo usando las manos o el chorro de agua de la ducha, pero nada me ha preparado para sentirlo en realidad. Su lengua es suave y cálida, más tierna que sus dedos. Es como sentir la caricia del agua, la cadencia de las olas lamiendo la orilla. Cuando me arqueo hacia Joe, él me chupa y me estremezco. Vuelve a hacerlo, y sólo puedo abrirme más de piernas para entregarle mi cuerpo por completo.

La tensión va acumulándose en mi vientre, y tengo los pezones tan duros y tensos como guijarros. No puedo dejar de gemir. Joe deja de chuparme para soplar suavemente contra mi piel húmeda, y me retuerzo de placer al sentir su aliento cálido.

Nunca he tenido un orgasmo estando con otra persona, ni siquiera sé si puedo. He estado a punto varias veces, pero siempre se me ha escapado en el último segundo.

Cuando Joe vuelve a detenerse, creo que voy a enloquecer. Mis muslos vibran de tensión, los músculos de mi vientre se contraen y se relajan. Tendría el orgasmo con la más mínima presión, con la caricia adecuada, pero él se niega a dármela.

Está haciendo algo que no alcanzo a ver. Algo se rasga, y la cama se mueve cuando cambia de postura y me cubre con su cuerpo. El vello de su pecho me roza los pezones, que siguen húmedos con su saliva, y tanto sus muslos como su vientre presionan contra los míos...
 
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