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Pinga loca - Ministro Paris - Berto - Sabanas Japo
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¿Son los pulpos una forma de vida extraterrestre?
Investigadores apoyan la teoría de la panspermia, en la que la vida se dispersa por la galaxia. Virus, bacterias y quizás huevos de animales podrían haber a la Tierra procedentes de otros lugares
Un equipo formado por 33 investigadores de las más prestigiosas universidades del mundo, entre ellos Edward Steele o Chandra Wickramasinghe , que cuenta con más de setenta publicaciones en Nature, acaban de publicar en la revista « Progress in Biophysics and Molecular Biology» un artículo que, como mínimo, merece el calificativo de estremecedor.
abiogénesis , por ejemplo, sostiene que ese comienzo fue aquí, en nuestro planeta, y que en algún momento de la historia de la Tierra las condiciones se volvieron favorables para el surgimiento de una química orgánica compleja que, a su vez, condujo a la autoorganización de las primeras formas de vida primitivas.
Se ha avanzado mucho hacia la comprensión de este complicado proceso, pero nadie ha logrado explicar aún cómo exactamente pudo codificarse la información en el interior de los ácidos nucleicos (ADN y ARN), para formar el sistema de herencia y expresión genética que, al final, se transformó en vida tal y como hoy la conocemos.
panspermia , que sostiene que la vida no se originó en la Tierra, sino que llegó a nuestro planeta, y a otros muchos, a través del espacio. Cada vez son más los investigadores que apoyan alguna de las variantes de esta teoría. La existencia comprobada de microorganismos capaces de sobrevivir a las duras condiciones espaciales y la posibilidad de que, a través de impactos, estos organismos salieran despedidos de sus planetas de origen y fueran depositados después en otros lugares por cometas o asteroides, parece cada vez más probable.
Nature Communications en 2017, que los retrovirus surgieron en el océano, hace al menos unos 460 millones de años, junto a sus huéspedes vertebrados. Y que a medida que éstos huéspedes fueron evolucionando y transformándose en nuevas especies, sus equivalentes virales se fueron transformando de forma similar. Lo cual, para Steele y sus colegas, encaja a la perfección con la hipótesis de la panspermia H-W.
De hecho, la aparición de los retrovirus es apenas algo anterior a la Explosión Cámbrica, un breve (en términos geológicos) periodo durante el que la vida pareció volverse loca y surgieron todos los géneros de especies que viven en la actualidad, y solo algo posterior a la extinción masiva que tuvo lugar al final del periodo Ediacara, hace 542 millones de años.
Para los autores del estudio, la extinción de Ediacara fue causada muy probablemente por una lluvia de cometas. Cometas que, además,trajeron consigo retrovirus complejos. La conclusión es que fueron estos retrovirus los principales impulsores de la explosión de vida del Cámbrico. Para conseguirlo, se integraron en los genomas de innumerables especies terrestres, introduciendo un material genético completamente nuevo y que resultó en una auténtica explosión y diversificación de las formas de vida.
«Toda la galaxia, una biosfera conectada»
Según escriben los investigadores en su artículo, «toda la galaxia (y puede que todo nuestro grupo local de galaxias) constituye una única biosfera conectada». Un punto de vista que implica que toda la vida, ya sea terrestre o extraterrestre, estaría relacionada, ya que toda procede de una enorme biosfera «galáctica» en la que el material genético se comparte fácilmente. Por lo tanto, prosigue el artículo, «existe una unidad bioquímica subyacente que es común a toda la vida, que solo difiere en los isótopos de los elementos esenciales que utiliza en los diferentes lugares del Universo».
Según los investigadores, existen numerosas pruebas de la existencia de organismos extraterrestres en el Sistema Solar, incluso en nuestro propio planeta. Pruebas que van desde los experimentos de las sondas Viking en Marte en 1976 a las estructuras claramente microbianas halladas en el interior de un buen número de meteoritos terrestres, pasando por el reciente descubrimiento de depósitos de carbono de origen orgánico hallados en rocas anteriores al surgimiento de la vida en la Tierra, o el hallazgo de microorganismos en la estratosfera, a 40 kilómetros de altura, o incluso adheridos en el exterior de la Estación Espacial Internacional.
Investigadores apoyan la teoría de la panspermia, en la que la vida se dispersa por la galaxia. Virus, bacterias y quizás huevos de animales podrían haber a la Tierra procedentes de otros lugares
Un equipo formado por 33 investigadores de las más prestigiosas universidades del mundo, entre ellos Edward Steele o Chandra Wickramasinghe , que cuenta con más de setenta publicaciones en Nature, acaban de publicar en la revista « Progress in Biophysics and Molecular Biology» un artículo que, como mínimo, merece el calificativo de estremecedor.
abiogénesis , por ejemplo, sostiene que ese comienzo fue aquí, en nuestro planeta, y que en algún momento de la historia de la Tierra las condiciones se volvieron favorables para el surgimiento de una química orgánica compleja que, a su vez, condujo a la autoorganización de las primeras formas de vida primitivas.
Se ha avanzado mucho hacia la comprensión de este complicado proceso, pero nadie ha logrado explicar aún cómo exactamente pudo codificarse la información en el interior de los ácidos nucleicos (ADN y ARN), para formar el sistema de herencia y expresión genética que, al final, se transformó en vida tal y como hoy la conocemos.
panspermia , que sostiene que la vida no se originó en la Tierra, sino que llegó a nuestro planeta, y a otros muchos, a través del espacio. Cada vez son más los investigadores que apoyan alguna de las variantes de esta teoría. La existencia comprobada de microorganismos capaces de sobrevivir a las duras condiciones espaciales y la posibilidad de que, a través de impactos, estos organismos salieran despedidos de sus planetas de origen y fueran depositados después en otros lugares por cometas o asteroides, parece cada vez más probable.
Nature Communications en 2017, que los retrovirus surgieron en el océano, hace al menos unos 460 millones de años, junto a sus huéspedes vertebrados. Y que a medida que éstos huéspedes fueron evolucionando y transformándose en nuevas especies, sus equivalentes virales se fueron transformando de forma similar. Lo cual, para Steele y sus colegas, encaja a la perfección con la hipótesis de la panspermia H-W.
De hecho, la aparición de los retrovirus es apenas algo anterior a la Explosión Cámbrica, un breve (en términos geológicos) periodo durante el que la vida pareció volverse loca y surgieron todos los géneros de especies que viven en la actualidad, y solo algo posterior a la extinción masiva que tuvo lugar al final del periodo Ediacara, hace 542 millones de años.
Para los autores del estudio, la extinción de Ediacara fue causada muy probablemente por una lluvia de cometas. Cometas que, además,trajeron consigo retrovirus complejos. La conclusión es que fueron estos retrovirus los principales impulsores de la explosión de vida del Cámbrico. Para conseguirlo, se integraron en los genomas de innumerables especies terrestres, introduciendo un material genético completamente nuevo y que resultó en una auténtica explosión y diversificación de las formas de vida.
«Toda la galaxia, una biosfera conectada»
Según escriben los investigadores en su artículo, «toda la galaxia (y puede que todo nuestro grupo local de galaxias) constituye una única biosfera conectada». Un punto de vista que implica que toda la vida, ya sea terrestre o extraterrestre, estaría relacionada, ya que toda procede de una enorme biosfera «galáctica» en la que el material genético se comparte fácilmente. Por lo tanto, prosigue el artículo, «existe una unidad bioquímica subyacente que es común a toda la vida, que solo difiere en los isótopos de los elementos esenciales que utiliza en los diferentes lugares del Universo».
Según los investigadores, existen numerosas pruebas de la existencia de organismos extraterrestres en el Sistema Solar, incluso en nuestro propio planeta. Pruebas que van desde los experimentos de las sondas Viking en Marte en 1976 a las estructuras claramente microbianas halladas en el interior de un buen número de meteoritos terrestres, pasando por el reciente descubrimiento de depósitos de carbono de origen orgánico hallados en rocas anteriores al surgimiento de la vida en la Tierra, o el hallazgo de microorganismos en la estratosfera, a 40 kilómetros de altura, o incluso adheridos en el exterior de la Estación Espacial Internacional.