clon de clones
Vac@
- Registrado
- 2014/04/04
- Mensajes
- 1.714
- Sexo
El pasado sábado 23 de mayo cientos de personas protestaron contra la mayor productora de semillas del mundo. ¿Cuáles son las razones de los activistas? ¿Qué dice Monsanto?
En Santiago de Chile se encuentra el centro de operaciones para Sudamérica de una de las compañías más polémicas en el mundo agrícola y ambiental. Recientemente, activistas de todo el mundo protestaron ante las prácticas de Monsanto, ¿Porqué esta compañía genera tanto rechazo? ¿Qué dicen sus directores?
Coca-Cola
© AFP Photo.
Primero, partir por un baño de historia. Monsanto nace en Estados Unidos en 1901 como una fábrica para desarrollar productos para la industria alimentaria y farmacéutica, entre los que destaca la sacarina, que fue producida para una gaseosa muy popular: La Coca-Cola.
Roundup
© AFP Photo.
En la década del 30, Monsanto, como compañía química, logra abarcar numerosos nichos que van desde la industria textil, celulosa hasta químicos para tratar el cuero. Unos años más tardes entra al mundo de los plásticos y 3 décadas después (1976) desarrolla su producto más controversial: El herbicida más vendido en todo el mundo, el Roundup, con su principal compuesto llamado glifosato.
Agente Naranja
Niña vietnamita afectada por el uso del Agente Naranja. © AFP Photo.
Antes de entrar en este producto, hay un antecedente importante. Entre 1961 y 1971 los militares de Estados Unidos usaron un herbicida llamado Agente Naranja para deshojar la densa vegetación en las selvas de Vietnam con el fin de reducir las posibilidades de emboscada.
Este compuesto químico desarrollado por Monsanto era tan tóxico que podía reducir cientos de hectáreas de selva, además de tener repercusiones graves en la salud de la población vietnamita y en la de los propios veteranos de guerra que fueron indemnizados a través de un acuerdo de 180 millones de dólares durante la última década.
En 2009 el Tribunal Supremo de Estados Unidos acordó que las empresas químicas vinculadas al desarrollo del Agente Naranja no eran las responsables de las consecuencias de uso militar, debido a que las fabricantes "son sólo contratistas del gobierno".
Mientras tanto la Cruz Roja de Vietnam calcula que hasta 1 millón de personas son discapacitadas o tienen problemas de salud debido al uso del famoso Agente Naranja.
Pesticida contra el narcotráfico
Avión fumigando cultivos de coca con herbicida de Monsanto. © AFP Photo.
Volviendo al glifosato o Roundup. Además de su uso extenso en la agricultura, como en el caso de Argentina, donde uno de los principales productos es el poroto de soya, el químico también es usado para otros fines como la fumigación de plantaciones de coca en Colombia.
De hecho, el pasado 15 de mayo, el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) de Colombia suspendió el uso de glifosato para eliminar cultivos ilícitos debido a su potencial cancerígeno. Asimismo, en 2008 Ecuador demandó a Colombia ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya por los daños ambientales y a la salud por el uso del herbicida que fue arrastrado por el viento a través de la frontera, lo que terminó con una indemnización de 15 millones de dólares a favor de Ecuador.
El negocio de las semillas
Protesta en contra de Monsanto en Paraguay. © AFP Photo.
La compañía estadounidense es la mayor productora de semillas en el mundo con ventas que superan los 15 mil millones de dólares a nivel global, del cual Chile aportaría con cerca de USD $160 millones, según indica La Tercera.
Las semillas de Monsanto no son cualquier tipo de semilla, son transgénicas, o como a ellos les gusta nombrarlas "modificadas a través de la biotecnología", pues deben resistir a su principal creación, el efectivo herbicida Roundup.
De esta forma las semillas Monsanto, al igual que las desarrolladas por su competencia, se transforman en la opción única y rentable para los millones de agricultores en todo el planeta. A pesar de ser tan resistentes, estas semillas no pueden volver a ser reutilizadas por los agricultores puesto que se enfrentan a demandas por violar acuerdos en relación a patentes y derechos de propiedad intelectual, acuerdos que han sido desarrollados por la misma compañía.
Base en Chile y "Ley Monsanto"
Michelle Bachelet. © AFP Photo.
En Sudamérica, Chile cumple un rol clave en la expansión de Monsanto en la región. El director de operaciones de Monsanto para Chile y Perú, Yuri Charme, explicó a La Tercera (edición del 24 de mayo, página 14-15), que "desde acá se venden los vegetales y hortalizas que comercializamos para toda Latinoamérica, acá está la gerencia comercial". Asimismo, las semillas de maíz y soya para el mercado norteamericano y europeo también son producidas en el país. "Chile es estratégico para el abastecimiento de semillas de contraestación para esos mercados".
El 13 de enero de 2009 fue ingresada a la Cámara de Diputados, durante el gobierno de Michelle Bachelet, la ley N° 19.342 sobre derechos de obtenciones vegetales (mensaje de Michelle Bachelet), conocida popularmente como "Ley Monsanto". Ésta planteaba "el registro y los derechos del obtentor vegetal", que garantizaba que "la protección conferida de conformidad a esta ley se concederá salvaguardando y respetando tanto el patrimonio biológico y genético como los conocimientos tradicionales nacionales. El otorgamiento de los derechos que constituyan elementos protegibles, que hayan sido desarrollados a partir del material obtenido de dicho patrimonio o de dichos conocimientos, estará supeditado a que este material haya sido adquirido de conformidad con el ordenamiento jurídico vigente".
Pueblo Mapuche. © AFP Photo.
Según lo señalado por la presidenta Michelle Bachelet en su primer mandato, para "constituir el derecho de obtentor sobre una variedad se requiere que ésta sea nueva, distinta, homogénea y estable, y posea una denominación que la identifique, la que deberá ser propuesta en la solicitud de inscripción", esto dejaba inmediatamente afuera a los curadores de semillas, lo que permitió el retiro del proyecto de ley del Congreso en marzo de 2014, debido a que transgredía la consulta a pueblos originarios.
La semilla de Monsanto en Chile
Con ventas que superan los US$ 15 mil millones a nivel global y una facturación de US$ 160 millones en Chile, la mayor productora de semillas del mundo refuerza su apuesta por el país y busca revertir el daño de imagen tras la denominada “Ley Monsanto”.
Por tercer año consecutivo, para ayer sábado estaba convocada la marcha mundial contra Monsanto, la mayor productora de semillas del mundo. Un evento global en rechazo a la compañía estadounidense, donde estaba previsto que participaran más de 250 ciudades del mundo. Santiago también tenía contemplado unirse a la protesta.
A la firma se le reprocha ser responsable de la manipulación genética en vegetales, con la producción de semillas transgénicas (introducir un gen dentro de una planta que le da una característica mejorada), cuestionamientos que en Chile arrastra desde 2009 con la tramitación del proyecto de ley que buscaba regular los derechos sobre obtenciones vegetales, iniciativa bautizada como “Ley Monsanto” y que en marzo de 2014 el gobierno retiró del Congreso para introducir modificaciones.
“Fue una buena idea de alguien para transformarlo en bandera de lucha, pero ese proyecto poco y nada tiene que ver con Monsanto. La ley busca regular la propiedad intelectual de quien crea variedades vegetales y, por el tipo de productos que vendemos, no nos afecta ni beneficia. Esa ley podría existir o no existir y los negocios de Monsanto en Chile se mantendrían tal cual como son. Es una mal llamada ‘Ley Monsanto’”, sostiene Yuri Charme, director de operaciones para Chile y Perú.
En la firma prefieren hablar de biotecnología en vez de usar la palabra transgénicos. “Biotecnología es una denominación más justa, donde la biología y la tecnología se funden para lograr avances más rápidamente y de mejor calidad. Hay que perderle el miedo”, dicen en la empresa.
El activismo en su contra, reconocen, ha causado daño a su imagen. “Es claro que nos ha afectado de alguna forma ser blanco de críticas y sí nos importa la opinión que grupos de interés tengan sobre nosotros. Pero ha sido una experiencia de la que hemos aprendido y hoy nos damos cuenta de que debimos haber sido más proactivos para dialogar con grupos de interés”, admite el ejecutivo.
Con sede en San Luis, Estados Unidos, Monsanto es una compañía que tiene poco más de 100 años. Presente en todos los continentes, tuvo un origen bien distinto al actual. Nació como una compañía petroquímica, la que con el tiempo derivó de los químicos industriales al negocio de los agroquímicos, esto es, los pesticidas que se usan en el campo. A inicios de los años 90, los directores de la época decidieron que era el momento de involucrarse en la agricultura de semillas, y adquirieron compañías importantes como Dekalb, especialista en maíz y soya, y Seminis, orientada a las hortalizas y otros vegetales. Desde ahí construyeron su base para levantar el negocio de semillas.
Hoy, sus ventas superan los US$ 15.850 millones al año, tiene un Ebitda de US$ 3.952 millones y una capitalización bursátil que en 2014 rondó los US$ 56.660 millones. En los últimos cinco años, el valor de la acción se ha más que duplicado.
Cuatro líneas de negocio desarrolla la firma, explica Charme. La primera es la producción de semillas de soya, maíz, algodón y canola, algunas de ellas biotecnológicas y otras convencionales.
En un segundo lugar está el negocio de protección de cultivos, que son los agroquímicos. Luego, en términos de tamaño de negocio se ubican las semillas de hortalizas, con un portafolio que va desde las zanahorias, brócoli y cebollas, y por último, tienen una cuarta área de desarrollo, la más reciente, que es la venta de información para agricultores. “Consiste en ofrecer información sofisticada, de alta calidad satelital, que hoy está desarrollada, pero que pocos tienen acceso, por ejemplo, sobre la productividad de la tierra o sobre cómo tomar decisiones agrícolas en función de cómo se va a comportar el clima a mediano plazo”, detalla Charme.
Del total de ingresos, en torno al 70% lo aporta el negocio de semillas de maíz, soya y cultivos tradicionales; un 15% o 20% la línea de protección agrícola (agroquímicos) y lo restante lo aporta el negocio de semillas de otros vegetales, detalla Charme.
Sobre la base de esas cuatro áreas de negocio, Monsanto hoy proyecta una nueva etapa de expansión para los próximos años. “Queremos que la opinión pública conozca a Monsanto no por ser una compañía agroquímica, sino por ser una empresa que logra proponer soluciones a los agricultores para ser más productivos. Estamos preocupados por ofrecer más y mejores productos para que haya una mayor disponibilidad de alimentos y eso se traduzca en productos más asequibles en términos de precio”, apuntan en la firma. Y entregan algunas cifras globales. “La población del mundo hoy es de siete mil millones de habitantes y al 2050 se proyectan nueve mil millones. Desde 1960 al 2050 la FAO prevé que la disponibilidad de tierra agrícola se reducirá en dos tercios. Si cae la productividad de las tierras eso se va a traducir en mayores precios de los alimentos”, comenta Charme.
De Chile a EE.UU. y Europa
Un cuarto de las hortalizas que se comen en Chile provienen de semillas Monsanto. La firma tiene entre un 25% y 27% de participación en el rubro de semillas de vegetales en el país, y posee de un 30% a 31% en el nicho de semillas de maíz. En total, le reporta una ganancia anual del orden de US$ 160 millones.
En Chile, aseguran, Monsanto es líder en semillas vegetales y segunda en semillas de maíz, detrás de la también estadounidense Pioneer.
En el mercado chileno de producción de semillas operan sobre 25 actores, entre nacionales e internacionales, según precisan en Monsanto.
Hace un par de años, sólo la producción de semillas de maíz llegó a representar un mercado total de US$ 270 millones. “Hoy estamos en un ciclo bajo, por la caída de los commodities. El mercado hoy mueve un tercio de eso”, señala Charme.
De todo lo que producen en Chile, entre un 15% y 20%, dependiendo de la época del año, se destina al mercado doméstico en semillas vegetales. En maíz, del orden del 5% se queda acá.
Dos plantas opera en Chile la transnacional: una encargada de procesar toda la semilla de hortalizas, en la zona de Viluco, cerca de Paine, y una segunda, que procesa maíz y soya, también en Paine. “También trabajamos con otras empresas que nos dan servicio de planta, que contratan a sus agricultores, administran un segmento de la producción y las pasan por sus plantas. Hemos llegado a trabajar con ocho compañías distintas”, comenta Charme. Ese modelo, añade, les permite ser flexibles frente a los ciclos económicos y adaptar la producción acorde a la demanda. Por lo mismo, por ahora no tienen contemplado nuevas inversiones en infraestructura.
En promedio, la compañía trabaja con una superficie del orden de las 10 mil hectáreas de producción de semilla. Son tierras que no son propiedad de la empresa, sino que pertenecen a terceros agricultores, a los cuales Monsanto ofrece contratos con precios establecidos. “Ellos siembran la semilla con el compromiso de que nos devuelven la cosecha”, explica Charme. La zona de producción se ubica entre las regiones V y IX, principalmente.
Después de expandirse a tasas del 10% en los últimos años, el rubro de las semillas de maíz y soya ha ralentizado su crecimiento, dice el ejecutivo, debido al descenso de los commodities y la baja en la superficie sembrada. El negocio de vegetales, en tanto, si bien ha estado creciendo a tasas del 2% y 3%, presenta un potencial mayor. La razón: las dietas de la población han aumentado el consumo de hortalizas, y eso da espacio de expansión, subraya Charme.
Chile opera como plataforma sudamericana para Monsanto. “Desde acá se venden los vegetales y hortalizas que comercializamos para toda Latinoamérica, acá está la gerencia comercial”, afirma. A su vez, semillas de maíz y soya producidas en Chile abastecen los mercados norteamericano y europeo, comentan en la firma. “Chile es estratégico para el abastecimiento de semillas de contraestación para esos mercados”, destaca Charme. También, agrega, el país juega un rol en investigación.
Monsanto da cuenta de entre el 40% y 50% de los volúmenes de exportación de semillas de maíz, soya y hortalizas de todo el país, explican en la firma.
A futuro, indican, el objetivo es sostener el crecimiento en territorio nacional y de aquí mirar a otros destinos. “Tenemos una apuesta sólida por seguir profundizando nuestra presencia en Chile, ocupando nuestra operación local como soporte internacional”, aseguran en la compañía.
A nivel global, en tanto, la firma continúa con las conversaciones con la suiza Syngenta -también presente en Chile- para fusionar las operaciones. “Las conversaciones siguen y pueden progresar. Monsanto cree que el tema regulatorio es perfectamente abordable”, comenta Charme.
De avanzar en esa dirección, se producirían sinergias importantes que también tocarían al mercado chileno, destaca el ejecutivo. “Ambas empresas son complementarias en sus líneas y estrategias de productos. Syngenta es fuerte en el área de agroquímicos y Monsanto lo es en el negocio de semillas. Esa misma sinergia se daría para la operación en Chile”, destaca Charme.
http://diario.latercera.com/2015/05...90244-9-la-semilla-de-monsanto-en-chile.shtml
En Santiago de Chile se encuentra el centro de operaciones para Sudamérica de una de las compañías más polémicas en el mundo agrícola y ambiental. Recientemente, activistas de todo el mundo protestaron ante las prácticas de Monsanto, ¿Porqué esta compañía genera tanto rechazo? ¿Qué dicen sus directores?
Coca-Cola
© AFP Photo.
Primero, partir por un baño de historia. Monsanto nace en Estados Unidos en 1901 como una fábrica para desarrollar productos para la industria alimentaria y farmacéutica, entre los que destaca la sacarina, que fue producida para una gaseosa muy popular: La Coca-Cola.
Roundup
© AFP Photo.
En la década del 30, Monsanto, como compañía química, logra abarcar numerosos nichos que van desde la industria textil, celulosa hasta químicos para tratar el cuero. Unos años más tardes entra al mundo de los plásticos y 3 décadas después (1976) desarrolla su producto más controversial: El herbicida más vendido en todo el mundo, el Roundup, con su principal compuesto llamado glifosato.
Agente Naranja
Niña vietnamita afectada por el uso del Agente Naranja. © AFP Photo.
Antes de entrar en este producto, hay un antecedente importante. Entre 1961 y 1971 los militares de Estados Unidos usaron un herbicida llamado Agente Naranja para deshojar la densa vegetación en las selvas de Vietnam con el fin de reducir las posibilidades de emboscada.
Este compuesto químico desarrollado por Monsanto era tan tóxico que podía reducir cientos de hectáreas de selva, además de tener repercusiones graves en la salud de la población vietnamita y en la de los propios veteranos de guerra que fueron indemnizados a través de un acuerdo de 180 millones de dólares durante la última década.
En 2009 el Tribunal Supremo de Estados Unidos acordó que las empresas químicas vinculadas al desarrollo del Agente Naranja no eran las responsables de las consecuencias de uso militar, debido a que las fabricantes "son sólo contratistas del gobierno".
Mientras tanto la Cruz Roja de Vietnam calcula que hasta 1 millón de personas son discapacitadas o tienen problemas de salud debido al uso del famoso Agente Naranja.
Pesticida contra el narcotráfico
Avión fumigando cultivos de coca con herbicida de Monsanto. © AFP Photo.
Volviendo al glifosato o Roundup. Además de su uso extenso en la agricultura, como en el caso de Argentina, donde uno de los principales productos es el poroto de soya, el químico también es usado para otros fines como la fumigación de plantaciones de coca en Colombia.
De hecho, el pasado 15 de mayo, el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) de Colombia suspendió el uso de glifosato para eliminar cultivos ilícitos debido a su potencial cancerígeno. Asimismo, en 2008 Ecuador demandó a Colombia ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya por los daños ambientales y a la salud por el uso del herbicida que fue arrastrado por el viento a través de la frontera, lo que terminó con una indemnización de 15 millones de dólares a favor de Ecuador.
El negocio de las semillas
Protesta en contra de Monsanto en Paraguay. © AFP Photo.
La compañía estadounidense es la mayor productora de semillas en el mundo con ventas que superan los 15 mil millones de dólares a nivel global, del cual Chile aportaría con cerca de USD $160 millones, según indica La Tercera.
Las semillas de Monsanto no son cualquier tipo de semilla, son transgénicas, o como a ellos les gusta nombrarlas "modificadas a través de la biotecnología", pues deben resistir a su principal creación, el efectivo herbicida Roundup.
De esta forma las semillas Monsanto, al igual que las desarrolladas por su competencia, se transforman en la opción única y rentable para los millones de agricultores en todo el planeta. A pesar de ser tan resistentes, estas semillas no pueden volver a ser reutilizadas por los agricultores puesto que se enfrentan a demandas por violar acuerdos en relación a patentes y derechos de propiedad intelectual, acuerdos que han sido desarrollados por la misma compañía.
Base en Chile y "Ley Monsanto"
Michelle Bachelet. © AFP Photo.
En Sudamérica, Chile cumple un rol clave en la expansión de Monsanto en la región. El director de operaciones de Monsanto para Chile y Perú, Yuri Charme, explicó a La Tercera (edición del 24 de mayo, página 14-15), que "desde acá se venden los vegetales y hortalizas que comercializamos para toda Latinoamérica, acá está la gerencia comercial". Asimismo, las semillas de maíz y soya para el mercado norteamericano y europeo también son producidas en el país. "Chile es estratégico para el abastecimiento de semillas de contraestación para esos mercados".
El 13 de enero de 2009 fue ingresada a la Cámara de Diputados, durante el gobierno de Michelle Bachelet, la ley N° 19.342 sobre derechos de obtenciones vegetales (mensaje de Michelle Bachelet), conocida popularmente como "Ley Monsanto". Ésta planteaba "el registro y los derechos del obtentor vegetal", que garantizaba que "la protección conferida de conformidad a esta ley se concederá salvaguardando y respetando tanto el patrimonio biológico y genético como los conocimientos tradicionales nacionales. El otorgamiento de los derechos que constituyan elementos protegibles, que hayan sido desarrollados a partir del material obtenido de dicho patrimonio o de dichos conocimientos, estará supeditado a que este material haya sido adquirido de conformidad con el ordenamiento jurídico vigente".
Pueblo Mapuche. © AFP Photo.
Según lo señalado por la presidenta Michelle Bachelet en su primer mandato, para "constituir el derecho de obtentor sobre una variedad se requiere que ésta sea nueva, distinta, homogénea y estable, y posea una denominación que la identifique, la que deberá ser propuesta en la solicitud de inscripción", esto dejaba inmediatamente afuera a los curadores de semillas, lo que permitió el retiro del proyecto de ley del Congreso en marzo de 2014, debido a que transgredía la consulta a pueblos originarios.
La semilla de Monsanto en Chile
Con ventas que superan los US$ 15 mil millones a nivel global y una facturación de US$ 160 millones en Chile, la mayor productora de semillas del mundo refuerza su apuesta por el país y busca revertir el daño de imagen tras la denominada “Ley Monsanto”.
Por tercer año consecutivo, para ayer sábado estaba convocada la marcha mundial contra Monsanto, la mayor productora de semillas del mundo. Un evento global en rechazo a la compañía estadounidense, donde estaba previsto que participaran más de 250 ciudades del mundo. Santiago también tenía contemplado unirse a la protesta.
A la firma se le reprocha ser responsable de la manipulación genética en vegetales, con la producción de semillas transgénicas (introducir un gen dentro de una planta que le da una característica mejorada), cuestionamientos que en Chile arrastra desde 2009 con la tramitación del proyecto de ley que buscaba regular los derechos sobre obtenciones vegetales, iniciativa bautizada como “Ley Monsanto” y que en marzo de 2014 el gobierno retiró del Congreso para introducir modificaciones.
“Fue una buena idea de alguien para transformarlo en bandera de lucha, pero ese proyecto poco y nada tiene que ver con Monsanto. La ley busca regular la propiedad intelectual de quien crea variedades vegetales y, por el tipo de productos que vendemos, no nos afecta ni beneficia. Esa ley podría existir o no existir y los negocios de Monsanto en Chile se mantendrían tal cual como son. Es una mal llamada ‘Ley Monsanto’”, sostiene Yuri Charme, director de operaciones para Chile y Perú.
En la firma prefieren hablar de biotecnología en vez de usar la palabra transgénicos. “Biotecnología es una denominación más justa, donde la biología y la tecnología se funden para lograr avances más rápidamente y de mejor calidad. Hay que perderle el miedo”, dicen en la empresa.
El activismo en su contra, reconocen, ha causado daño a su imagen. “Es claro que nos ha afectado de alguna forma ser blanco de críticas y sí nos importa la opinión que grupos de interés tengan sobre nosotros. Pero ha sido una experiencia de la que hemos aprendido y hoy nos damos cuenta de que debimos haber sido más proactivos para dialogar con grupos de interés”, admite el ejecutivo.
Con sede en San Luis, Estados Unidos, Monsanto es una compañía que tiene poco más de 100 años. Presente en todos los continentes, tuvo un origen bien distinto al actual. Nació como una compañía petroquímica, la que con el tiempo derivó de los químicos industriales al negocio de los agroquímicos, esto es, los pesticidas que se usan en el campo. A inicios de los años 90, los directores de la época decidieron que era el momento de involucrarse en la agricultura de semillas, y adquirieron compañías importantes como Dekalb, especialista en maíz y soya, y Seminis, orientada a las hortalizas y otros vegetales. Desde ahí construyeron su base para levantar el negocio de semillas.
Hoy, sus ventas superan los US$ 15.850 millones al año, tiene un Ebitda de US$ 3.952 millones y una capitalización bursátil que en 2014 rondó los US$ 56.660 millones. En los últimos cinco años, el valor de la acción se ha más que duplicado.
Cuatro líneas de negocio desarrolla la firma, explica Charme. La primera es la producción de semillas de soya, maíz, algodón y canola, algunas de ellas biotecnológicas y otras convencionales.
En un segundo lugar está el negocio de protección de cultivos, que son los agroquímicos. Luego, en términos de tamaño de negocio se ubican las semillas de hortalizas, con un portafolio que va desde las zanahorias, brócoli y cebollas, y por último, tienen una cuarta área de desarrollo, la más reciente, que es la venta de información para agricultores. “Consiste en ofrecer información sofisticada, de alta calidad satelital, que hoy está desarrollada, pero que pocos tienen acceso, por ejemplo, sobre la productividad de la tierra o sobre cómo tomar decisiones agrícolas en función de cómo se va a comportar el clima a mediano plazo”, detalla Charme.
Del total de ingresos, en torno al 70% lo aporta el negocio de semillas de maíz, soya y cultivos tradicionales; un 15% o 20% la línea de protección agrícola (agroquímicos) y lo restante lo aporta el negocio de semillas de otros vegetales, detalla Charme.
Sobre la base de esas cuatro áreas de negocio, Monsanto hoy proyecta una nueva etapa de expansión para los próximos años. “Queremos que la opinión pública conozca a Monsanto no por ser una compañía agroquímica, sino por ser una empresa que logra proponer soluciones a los agricultores para ser más productivos. Estamos preocupados por ofrecer más y mejores productos para que haya una mayor disponibilidad de alimentos y eso se traduzca en productos más asequibles en términos de precio”, apuntan en la firma. Y entregan algunas cifras globales. “La población del mundo hoy es de siete mil millones de habitantes y al 2050 se proyectan nueve mil millones. Desde 1960 al 2050 la FAO prevé que la disponibilidad de tierra agrícola se reducirá en dos tercios. Si cae la productividad de las tierras eso se va a traducir en mayores precios de los alimentos”, comenta Charme.
De Chile a EE.UU. y Europa
Un cuarto de las hortalizas que se comen en Chile provienen de semillas Monsanto. La firma tiene entre un 25% y 27% de participación en el rubro de semillas de vegetales en el país, y posee de un 30% a 31% en el nicho de semillas de maíz. En total, le reporta una ganancia anual del orden de US$ 160 millones.
En Chile, aseguran, Monsanto es líder en semillas vegetales y segunda en semillas de maíz, detrás de la también estadounidense Pioneer.
En el mercado chileno de producción de semillas operan sobre 25 actores, entre nacionales e internacionales, según precisan en Monsanto.
Hace un par de años, sólo la producción de semillas de maíz llegó a representar un mercado total de US$ 270 millones. “Hoy estamos en un ciclo bajo, por la caída de los commodities. El mercado hoy mueve un tercio de eso”, señala Charme.
De todo lo que producen en Chile, entre un 15% y 20%, dependiendo de la época del año, se destina al mercado doméstico en semillas vegetales. En maíz, del orden del 5% se queda acá.
Dos plantas opera en Chile la transnacional: una encargada de procesar toda la semilla de hortalizas, en la zona de Viluco, cerca de Paine, y una segunda, que procesa maíz y soya, también en Paine. “También trabajamos con otras empresas que nos dan servicio de planta, que contratan a sus agricultores, administran un segmento de la producción y las pasan por sus plantas. Hemos llegado a trabajar con ocho compañías distintas”, comenta Charme. Ese modelo, añade, les permite ser flexibles frente a los ciclos económicos y adaptar la producción acorde a la demanda. Por lo mismo, por ahora no tienen contemplado nuevas inversiones en infraestructura.
En promedio, la compañía trabaja con una superficie del orden de las 10 mil hectáreas de producción de semilla. Son tierras que no son propiedad de la empresa, sino que pertenecen a terceros agricultores, a los cuales Monsanto ofrece contratos con precios establecidos. “Ellos siembran la semilla con el compromiso de que nos devuelven la cosecha”, explica Charme. La zona de producción se ubica entre las regiones V y IX, principalmente.
Después de expandirse a tasas del 10% en los últimos años, el rubro de las semillas de maíz y soya ha ralentizado su crecimiento, dice el ejecutivo, debido al descenso de los commodities y la baja en la superficie sembrada. El negocio de vegetales, en tanto, si bien ha estado creciendo a tasas del 2% y 3%, presenta un potencial mayor. La razón: las dietas de la población han aumentado el consumo de hortalizas, y eso da espacio de expansión, subraya Charme.
Chile opera como plataforma sudamericana para Monsanto. “Desde acá se venden los vegetales y hortalizas que comercializamos para toda Latinoamérica, acá está la gerencia comercial”, afirma. A su vez, semillas de maíz y soya producidas en Chile abastecen los mercados norteamericano y europeo, comentan en la firma. “Chile es estratégico para el abastecimiento de semillas de contraestación para esos mercados”, destaca Charme. También, agrega, el país juega un rol en investigación.
Monsanto da cuenta de entre el 40% y 50% de los volúmenes de exportación de semillas de maíz, soya y hortalizas de todo el país, explican en la firma.
A futuro, indican, el objetivo es sostener el crecimiento en territorio nacional y de aquí mirar a otros destinos. “Tenemos una apuesta sólida por seguir profundizando nuestra presencia en Chile, ocupando nuestra operación local como soporte internacional”, aseguran en la compañía.
A nivel global, en tanto, la firma continúa con las conversaciones con la suiza Syngenta -también presente en Chile- para fusionar las operaciones. “Las conversaciones siguen y pueden progresar. Monsanto cree que el tema regulatorio es perfectamente abordable”, comenta Charme.
De avanzar en esa dirección, se producirían sinergias importantes que también tocarían al mercado chileno, destaca el ejecutivo. “Ambas empresas son complementarias en sus líneas y estrategias de productos. Syngenta es fuerte en el área de agroquímicos y Monsanto lo es en el negocio de semillas. Esa misma sinergia se daría para la operación en Chile”, destaca Charme.
http://diario.latercera.com/2015/05...90244-9-la-semilla-de-monsanto-en-chile.shtml