- Democratismo: Dentro de los sistemas de gobierno que tenemos y que hemos conocido a lo largo de la historia, el contexto social e histórico en el que vivimos nos dice que el mejor sistema de gobierno se logra a través de la democracia representativa (para profesionalizar la actividad política), pero que ciertos aspectos ideológicos demandan decisiones directas de la ciudadanía.
- Laicismo y liberalismo moral: no existe ninguna razón para propiciar un Estado que abrace arbitrariamente alguna confesión religiosa o posturas morales/éticas que estén fuera del análisis racional. Las confesiones religiosas, así como conductas como la homosexualidad, solo deben quedar dentro del ámbito de las prácticas permitidas por las libertades personales.
- Economía mixta: No existen ni los Estados perfectos ni los mercados perfectos, por lo que abogar por un sistema de planificación 100% central de la economía, o por un libre-mercado de Estado mínimo son simplemente desviaciones inútiles. Lo ideal son sistemas mixtos que pueden dejarse en proporciones variables entre Estado y privados, según los intereses nacionales superiores o las características de los mercados.
- Estado de garantías sociales: En la sociedad en que vivimos, no todo es explicable por los méritos individuales o de grupos acotados de personas. La estabilidad y prosperidad de las grandes sociedades son el mayor soporte y mejor garantía de la prosperidad individual y social, por lo que todos debemos aportar (de forma progresiva) para que, no importando la actividad económica o posición socio-económica, toda persona pueda obtener derechos básicos garantizados que permitan un óptimo de desenvolvimiento social: Educación, Salud, Seguridad Ciudadana, y Previsión social.