Desde el club Bostero ratificaron que las “negociaciones” no dieron el fruto esperado y que el ídolo trasandino seguirá su carrera en otro equipo. Desde Brasil llegan con sacos de dólares y en los pasillos de la Bombonera –y la tribuna- hay varios que sonríen con el alejamiento del “10”
La ida de Riquelme de Boca escapa lo meramente futbolístico en el subcampeón de América. Mientras en Brasil juntan y juntan dólares para hacer la oferta-desde Cruzeiro, Flamengo, Palmeiras y varios más- en Argentina no son pocos bosteros los que celebran que el 10 se vaya de la Bombonera.
El club dijo que se hicieron todos los esfuerzos, pero sabido es que tanto el DT como el presidente andan de vacaciones y mostrando cero preocupación por el futuro de un referente del club.
La indiferencia y la mala relación es la misma pero con diferentes caminos.
El caso del presidente Angelici es algo mucho más oscuro que un simple motivo de relación con el pesado volante. El capo de Boca sigue órdenes directas de Mauricio Macri, jefe de gobierno de Buenos Aires y el más insigne presidente de las últimas décadas del club, que nunca pudo tener una relación cordial con Riquelme.
Angelici es una extensión de lo que Macri quiere y Macri siempre quiso venganza con uno de los responsables de su exitosa gestión. No hay que tener buena memoria para recordar el “saludo” con las dos manos tras las orejas que Riquelme le dedicó al presidente que estaba en el palco de la Bombonera. Entre tantas “descordialidades” entre ambos.
Tampoco hay que escarbar mucho para recordar que fue el mismo Macri quien negó la condición de referente e ídolo de Riquelme y todo por luchas de poder político y suciedad que el volante no aceptaba y por ende lo hacía chocar con Macri.
Riquelme nunca le perdonó a Macri su relación con la barra brava y la barra brava no le perdonó nunca a Riquelme que se enfrentara a la cúpula de la 12 y al mismo presidente.
No por nada en la política, turística y vergonzosa cúpula de la hinchada bostera no se hizo mucho por el 10, como sí lo hizo el hincha común del club que realizó banderazos por toda Argentina.
Desde “la 12” varias veces amenazaron fuerte a Riquelme y a parte de su familia por no querer entregarle dinero ni facilidades a la barra brava –suena familiar en Chile-, esto sumado a la cordial, negociada y amistosa relación entre la cúpula de Boca y la barra –nuevamente suena familiar- que hicieron que el “10” se quedara solo.
Sin embargo, antes Riquelme era escudado por su juventud, su talento y el cuerpo técnico liderado por varios nombres pero con Bianchi como principal defensor. Que muchas veces se puso de parte del plantel y ayudó en algo a la pelea de bandos que lideraban Palermo y Riquelme.
Sin embargo, ahora apareció Julio César Falcioni que mucho peso no tuvo nunca en Boca y que sometido al mando de Riquelme, no creó simpatía por el hombre que le manejaba al equipo dentro de la cancha y en el camarín.
Falcioni mandado desde “arriba” no hizo esfuerzos por mantenerlo y el campeonato anterior que ganó y la campaña en la Libertadores hicieron que permaneciera en el cargo.
Mientras, Riquelme se va de Boca aunque no tan triste, debido a que suenan cientos de miles de dólares venidos de Brasil rondando por su cuenta.
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Facho de mierda de Macri.
