El fortalecimiento de la divisa se ha visto impulsado por las expectativas de que la
Reserva Federal reduzca pronto el ritmo de alzas de las tasas de interés, pero también por factores locales, como el rechazo de una nueva Constitución en un plebiscito en septiembre. Prueba de ello es que el índice del dólar de Bloomberg ha caído 8,3% desde fines de ese mes mientras que el peso se ha apreciado 18% frente a la moneda estadounidense.
“Hay gente que piensa que estamos entrando en un nuevo ciclo y que el peso podría llegar a $700, mientras que otros ven esto como un repunte transitorio”, señaló Osorio. “Nosotros estamos más en línea con estos últimos”.
Un modelo del peso basado en sus relaciones comerciales con ocho divisas —incluido el won surcoreano, que tiene una correlación extrañamente estrecha con
la moneda chilena— sugiere que el peso vuelve a estar en línea con sus pares. Incluso podría estar ligeramente sobrevalorado.
Por otra parte, algunos inversionistas pueden estar subestimando los desafíos que se avecinan para la economía chilena.
La moneda cayó a un mínimo histórico en julio del año pasado, en el momento en que la convención constituyente terminaba de redactar el boceto de una Constitución. Y aunque los votantes rechazaron la Carta, Chile aún planea un nuevo proceso constitucional, y se avecinan meses de disputas políticas justo cuando se espera que la economía entre en recesión.
“El ambiente es demasiado optimista”, afirma Osorio. “El equilibrio actual es extremadamente inestable”.