La antigua Doña Juanita era la esforzada señora que tuvo que criar a cuatro cabros chicos con un esposo alcoholico que le daba cien lucas para todo el mes y ella además de cocinar, lavar, planchar para la tropa, se tenía que dar espacio para bordar, tejer o coser prendas para ganarse un par de monedas de forma esforzada pero honrada. La señora que se levantaba a las seis de la mañana para comenzar la jornada en su casa, dando desayuno a la prole para que vayan al colegio, hacer aseo, escuchar la Pudahuel, fantasear con las novelas de la tarde pensando que ella era una reina, para cuando llegara el marido con olor a trago y mujeres, ser golpeada por la realidad de su estancamiento proletario sin ninguna posibilidad de salida. Pero ella, con una sonrisa en el rostro, continuaba adelante luchando por sus cabros en pos de un futuro mejor para ellos.
La actual Bertita vive en las mismas condiciones que las de la señora Juanita pero no hace aseo, deja que los cabros chicos hagan lo que quieran, pasa las mañanas pegada a la tele, y las tardes pegada a las maquinas de monedas y copuchando con las vecinas en cualquier esquina de la pobla, cuando llega su ebrio marido toman a la par y a las 9 está pegada a Chilevisión para ver si sale alguno de sus hijos relacionado en hechos delictuales, lo cual le trae satisfacción y orgullo. Como las 10 sale a "regar" a la calle compartiendo un pito o una chela con sus amigo/as y ver si pasa algo en la pobla, enterarse de los últimos chismes para irse a dormir y repetir el mismo proceso al otro día, esperando bonos del Estado y que le regalen todo sin el mínimo esfuerzo.
