El libro está planteado como una guía y no entra en cuestiones morales o filosóficas. Su autor se limita a describir concienzudamente los métodos más habituales para suicidarse (ahorcamiento, sobredosis, defenestración, envenenamiento, electrocución, etc.), y los analiza en términos de dolor, rapidez, letalidad y apariencia del cadáver. Cada ítem es puntuado con calaveras, y cinco de éstas indican el nivel más alto.
En código penal japonés no contempla el suicidio como un delito, puesto que la cultura japonesa defiende el hecho de quitarse la vida como una forma honorable de dejar atrás los problemas mundanos.
Aunque esta peculiar guía no promueve el suicidio, tampoco lo condena ni plantea otra salida alternativa más que matarse, sin margen de error y siempre dignamente.
La primera edición de “El completo manual del suicidio” vendió más de un millón de copias convirtiéndose en un éxito de ventas en Japón. Tanto que incluso es frecuente encontrarlo cerca del cuerpo de algunos suicidas…
Finalmente el libro fue censurado en 8 provincias japonesas, clasificado como “
yugaitosho” o no apto para menores de edad. Tras la fama de esta macabra guía, y a pesar de la polémica suscitada, Wataru Tsurumi publicó una secuela titulada “
Nuestro Completo Manual del Suicidio“, donde el autor transcribió las cartas y los correos electrónicos de fans y detractores de su primer libro.