En suma, la prosperidad nórdica poco o nada tiene que ver con el gran Estado y sí mucho con la libertad, el emprendimiento,
un Estado limitado pero activo y probo, la cultura cívica, la moral y la igualdad básica de oportunidades. Esto es lo que Nima Sanandaji nos enseña en su breve pero contundente ensayo, que es un excelente antídoto contra ese mito del exitoso socialismo nórdico que tan dañino puede ser si nos impulsa a seguir un camino que debilita las fuentes del verdadero progreso dondequiera que se siga.