El impacto en Latinoamérica del resultado de Brasil y el factor Venezuela
Un triunfo de Bolsonaro terminaría de inclinar la balanza en la región.
El día de su triunfo en la primera vuelta de Brasil, Jair Bolsonaro apeló a un conocido en las elecciones latinoamericanas: "No queremos ser mañana lo que Venezuela es hoy". El candidato de derecha dura apuntó, por un lado, al fantasma del chavismo y por otro, dejó ver la inclinación ideológica que vivirá la región si consolida su triunfo en la segunda vuelta.
El militar en retiro sería un elemento nuevo en el panorama regional, el extremo más a la derecha de los gobiernos de esa tendencia que han llegado al poder desde que en 2015 Mauricio Macri derrotó a la candidatura kirchnerista en Argentina. En 2016 se sumaría Pedro Pablo Kuczynski en Perú (renunció en marzo pasado en medio de escándalos de corrupción), y este año la tendencia la confirmarían el regreso de Sebastián Piñera a La Moneda y el triunfo del uribista Iván Duque en Colombia.
En una entrevista con "El Mercurio" en noviembre pasado, Bolsonaro dijo: "¡No te olvides de poner en tu diario que yo soy simpatizante de (Augusto) Pinochet! Para no dejar dudas", conversación en la que al ser consultado por su simpatía por Donald Trump, respondió: "Sí, tenemos mucho en común. Yo lo admiro, como admiro a Pinochet, a (Sebastián) Piñera, a Margaret Thatcher, a Ronald Reagan".
Los expertos plantean algunas diferencias. Para Manuel Alcántara, director del Proyecto de Élites Latinoamericanas de la Universidad de Salamanca, si gana Bolsonaro, "en efecto, los países con mandatarios que se ubican en la derecha o centroderecha del espectro político serán mayoría en el conjunto de la región, con lo cual sí que se podría hablar de un posicionamiento mayoritario en ese espectro ideológico".
Mientras que Juan Carlos Hidalgo, analista del Cato Institute de Washington, ve un giro ahora hacia la centroderecha, aunque no pondría a Bolsonaro "en la misma categoría que Macri, Piñera y Duque. Estos últimos son presidentes con impecables credenciales democráticas. Bolsonaro es un demagogo que exalta las virtudes de la dictadura. Se trata de una arista muy peligrosa en este fenómeno del repudio a los gobiernos de izquierda".
El otro factor en juego es la influencia venezolana.
A favor y en contra
Desde que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela en 1999, la llamada "revolución bolivariana" con su "socialismo del siglo XXI" gravitó en procesos electorales de toda la región. A favor y en contra. Voluntaria e involuntariamente.
A Chávez se fueron sumando presidentes de distintos tonos de izquierda: Lula da Silva y Néstor Kirchner -Brasil y Argentina, respectivamente-, en 2003; Evo Morales en Bolivia en 2006; al año siguiente lo harían Rafael Correa en Ecuador y José Mujica en Uruguay el 2010, entre otros. Triunfos impulsados por los vientos de cambio en la región, por los petrodólares venezolanos o una combinación de factores.
El caso contrario ocurrió en el primer intento presidencial de Ollanta Humala en Perú el 2006. La cercanía del candidato de izquierda con Chávez fue usada por Alan García -de manera similar a lo que ha hecho Bolsonaro- para atemorizar a los votantes en un país en donde el fantasma del terrorismo maoísta de Sendero Luminoso aún estaba fresco. En su intento siguiente, en 2011, Humala asoció su imagen a Lula, y ganó.
Si bien en México pesa mucho más EE.UU. que Latinoamérica, el actual mandatario electo Andrés Manuel López Obrado sufrió la influencia del chavismo en su primer intento presidencial, en 2006, cuando su rival -y ganador- Felipe Calderón, dijo que Chávez financiaba a AMLO.
Chávez murió en 2013, lo sucedió Nicolás Maduro, quien radicalizó el régimen, provocó un éxodo de 2,9 millones de personas, una crisis humanitaria que afecta a toda la región, y el mal manejo económico venezolano es usado como ejemplo de lo que hay que evitar. Como en Brasil.
"Preocupa la posibilidad de que Bolsonaro recurra a la militarización de la frontera con Venezuela o que incluso apoye algún tipo de intervención militar en ese país", dice Juan Carlos Hidalgo, y advierte una situación: "Creo que quienes la tendrán más difícil no son los gobiernos de izquierda, sino los gobiernos democráticos como Argentina, Colombia, Chile, Perú y México. Brasil es un país demasiado grande como para ser ignorado. Pero Bolsonaro no será un presidente con el que los gobiernos de estos países quieran aliarse o siquiera trabajar de cerca".
PD: No estoy de acuerdo, con México, por AMLO no se, con Argentina, hay que ver, por que esa deuda parece impagable y puede regresar el peronismo, pero con Colombia, por el factor Venezuela, y Chile por simpatía por modelo a seguir, es evidente que con Bolsonaro, aumentarían las relaciones entre Brasil y Chile. En tierras brasileñas somos el principal inversor latinoamericano