La Concertación ha tenido los medios, por ejemplo, para lograr una sustentabilidad energética (y con ello una estabilidad que repercutiría en temas tan básicos como la estabilidad monetaria y la mantención constante del valor del peso), utilizando la negociación con Bolivia respecto a mar por gas, pero ha preferido que su comunidad tolere apagones y ofensas desvergonzadas de Argentina a negociar para su bienestar; la Concertación a optado por un patriotismo digno de regímenes ultra rígidos, negando la posibilidad de ceder mar a Bolivia a cambio de gas y con ello su culpa es mayúscula, puesto que ningún patriotismo (ni Prat ni Condell ni nadie que haya dado por el país su vida), puede ser intransigente, dejando a la comunidad a expensas de otros países en materias tan sensibles como la energética…Y es que por mucho que héroes magistrales hayamos tenidos, ellos no pueden anquilosar el futuro de un país; no podemos responder a las necesidades de nuestro país siempre con un libro de historia.
Así, la Concertación, con el único fin de mantenerse y perpetuarse en el poder (ellos y su nepotismo corrupto), han optado por dejarse llevar por el sentimiento sin seso que emana del patriotismo, a pensar en el bienestar de su país, allanándose a negociar con Bolivia; La Concertación ha escuchado más el sentir popular de no negociar con Bolivia (para no perder electores, claro) y no se ha preocupado de la estabilidad del país en esa materia tan vital.
No, no son santas palomas los señores del Gobierno y si han querido permanecer pasivos, es porque esa pasividad les conviene: les llena los bolsillos y tienen siempre la excusa de Pinochet para escudar dicha ineptitud, cuando ciertamente, han tenido las herramientas para surgir, pero han optado por meras estratagemas dignas de buenos lectores de Ortega y Gasset y su sicología de las masas