Frío y seco, por favor
Cuanto más calor hace, más difícil es que sobrevivan muchos virus. "El coronavirus está rodeado de una capa lípida,es decir, grasa, que no es muy resistente al calor”, dice Pietschmann. "Otros virus, como el norovirus, son mucho más estables, porque constan sobre todo de proteínas y material genético”. En el caso de otros patógenos, la temperatura juega un papel secundario. Es el caso del virus del dengue, en las regiones tropicales y subtropicales. No es que el virus del dengue prefiera el calor, sino que las zonas cálidas son las favoritas de los mosquitos que lo transmiten.
La humedad del aire también influye mucho en la propagación de los virus respiratorios. Cuando el microorganismo sale expulsado de las vías respiratorias tras un violento estornudo, queda suspendido en el aire. "En los días fríos y secos de invierno, las secreciones permanecen más tiempo que cuando hay una humedad elevada”, dice Pietschmann. De esta manera, los patógenos se propagan rápidamente. Primero lo hacen silenciosamente, en secreto. Pueden pasar hasta varias semanas hasta que hacen acto de presencia los primeros síntomas de la enfermedad. El período de incubación puede variar dependiendo de las características y de la biología del virus.