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festival viña 2023

encontré el chiste del copano al pailita:lol3:




pailita ya quedo como incestuoso de por vida

FSQn2-3WUAEoiGr

Pailita1.jpg

Es efecto visual del labial en la foto o la vieja culia le está metiendo lengua? :ohno:
 
Pero ahora... pregunta sería:


¿Existe algún humorista bueno y respetable de origen argentino?




Yo no recuerdo ni siquiera uno en los 90s.....




El gordo Porcel????

les luthiers, hasta el hugo varela era chistoso a su manera.. era una epoca donde el humor era contar chistes de weones y nadie se sentia ofendidE

y para el humor diferente, esta yayo.
 
La rutina de la watona qlia fome fue "chilenizada" y reescrita por el weon penca de Leon Murillo...

Deberian haberla echo pico pero para su suerte estaba frente a un publico acefalo y mayoritariamente infantil
 
encontré el chiste del copano al pailita:lol3:




pailita ya quedo como incestuoso de por vida

FSQn2-3WUAEoiGr

Pailita1.jpg



Este impase entre el weon de Pailita y el aún más weon del Copano me es equivalente a los encuentros a balazos de bandas rivales de narcotraficantes.


Em ambos casos los involucrados son unos mierderos que lo único que quieres es que se autodestruyan entre ellos y que nada bueno se pierde en el acto.
 
“Perdón a los que no les gusté”: Laila Roth corta su show y se salva de las pifias y el naufragio

Tras 40 minutos, en los que se vio nerviosa -pese al apoyo del público- nunca pudo tener el total control de la rutina. Ante las leves pifias que sonaban, terminó su rutina y se marchó con Gaviota de Plata.

23.47 marcaba el reloj cuando apareció sobre el escenario de Viña la comediante argentina Laila Roth. “¡Hola, Viña!”, dijo con su voz algo chillona. Santafesina, 36 años, debut absoluto en la Quinta. “La risa no conoce fronteras”, dijo Martín Cárcamo para presentarla, como una forma de darle un aventón. Y de entrada encajó un chiste corto sobre Valentina Roth, que funcionó. También metió a Willy Sabor al baile, en una jugada inteligente, además de reírse de sí misma haciendo referencia a su bigote y bromeando con el desconocimiento que la gente tenía de ella.

Desde el inicio, el público más bien familiar de esta jornada tuvo disposición a escucharla. Ahí Laila comenzó a encajar chistes sobre la idiosincracia del chileno. Eso sí, se le veía nerviosa, algo que nunca logró superar, y era el público el que trataba de afirmarla, como si quisieran resguardarla de la leyenda del “Monstruo”, ese que devoró a Belén Mora.

Notando eso, y tomándose firme de la cultura pop, la santafesina comenzó a molestar a Benjamín Vicuña y a Gonzalo Valenzuela, y este, ni corto ni perezoso, le dio un beso a la comediante (su tercer beso en la Quinta, a la mitad de los humoristas), como una forma de darle un auxilio a la rutina. Luego, Roth pidió “besar a una mujer”, y la elegida fue Yamila Reyna, conductora de TVN (aunque quería besar a Juanita Parra, dijo).

Enseguida pasaron otros chistes breves de doble sentido. Tras 10 minutos se soltó y dijo “estaba nerviosa” (aunque en rigor, siguió mostrándose así). De ahí contó chistes de adolescentes, la relación con su marido, con la hija adolescente de una amiga, las palabras de doble sentido. “Los adultos tenemos la mente podrida”, decía como un aformismo y servía para darle agilidad a la rutina.

Un punto alto fue un sueño que tuvo “con Ricky Martin”, quien le pedía “saldo en su cuenta” para que le cargara dinero en su celular. Y por supuesto, lanzó la nueva frase de moda: “Las mujeres no lloran, las mujeres facturan”. Ambas cosas demostraron que lo pop era parte importante de la rutina de Roth.

También contó una historia sobre su madre, algo larga, lo cual era un riesgo considerando que al chileno no le gustan las historias largas, a menos que las cuente Coco Legrand (quien entra y sale). Ahí la rutina entró en un médano de que ya no salió, incluyendo un chiste largo sobre un inodoro (aunque más soportable que el de la ensalada) pero la gente mantuvo su disposición con la comediante, acaso por su simpatía y ángel, y por el público. Sí, el público. Cuán cierto es lo señalado por Daniel Alcaíno. El público familiar que le tocó a Roth quedó perfecto, es menos belicoso que el que fue por Christina Aguilera o el que pifió a Belén Mora.

Eso sí, queda claro que lo de Roth más bien es para locales pequeños (con 100 0 150 personas, funcionaría impecable). Sin ser tan divertida, Roth se defiende más por ángel, carisma, ser liviana de sangre, que por arrancar risas.

Hacia la media hora, sonaban leves pifias, justo en las partes más extensas que desarrollaba Roth. Estaba empantanada. Si uno le pregunta al taxista, dirá: “¿y el remate?”. Es que el humor de bares cuesta que prenda en la Quinta. Seguían sonando pifias leves que cada vez iban aumentando de forma lenta. Quizás no de manera agresiva porque Roth no es prepotente, que fue el error de Belén Mora o de Jani Dueñas. Viña siempre ha respetado al artista amable y ha castigado con dureza al que se planta con demasiada agresividad.

Pronto, Roth se dio cuenta que ya no le estaba alcanzando. “¿Ya no les está gustando?, ¿sigo?”, preguntó en un intento por retomar el control, y pidió perdón “a los que quieren divertirse y nos están divirtiendo”. Si esperaba aplausos cerrados, no los obtuvo. Pocos momentos después, tras 40 minutos, ella misma cortó la rutina y decidió irse.

“Perdón a los que no les gusté”, dijo. ¿Resultado? Se fue con aplausos, justo lo que debió hacer Belén Mora. Incluso obtuvo Gaviota de Plata, puesto que los animadores -a diferencia de lo ocurrido con Belenaza- entraron prestos a entregar rápido el premio y retirarla del escenario. La última comediante de Viña 2023 abandonó la Quinta con la amargura del peor mate.

 
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