El uso medicinal de la marihuana (en específico, sus compuestos THC y CBD) sí está bastante comprobado y se prescribe con relativa normalidad en ya varios países para diversas enfermedades. La morfina también es usada con fines terapéuticos, pero no se plantea una legalización de su venta para "uso recreacional". Claro está que no es comparable la potencia, nocividad y efecto adictivo de la morfina y otro opioides con la marihuana.
Lo que los tipos de SENDA probablemente quisieron decir es que, a diferencia del alcohol fermentado (vino, cerveza, etc.), no existen resultados afirmativos sobre los efectos positivos o valor nutricional del consumo recreacional de marihuana, incluso en dosis "moderadas". El tabaco tampoco tienen ningún valor nutricional y efecto positivo para la salud en su consumo, y los alcoholes destilados (pisco, ron, whisky, etc.) claramente tampoco están hechos para su consumo diario en dosis "saludables", y aún así no se plantea ilegalizar ninguno de los dos mercados (particularmente el segundo).
Todo lo anterior no resuelve la pregunta de si es una buena política pública o no seguir prohibiendo la venta legal de marihuana para consumo libre; o si es mejor idea legalizar su venta, fiscalizarla, y usar los ingresos impositivos para, entre otras cosas, combatir la adicción y el uso nocivo de ésta y otras drogas. Lo único claro es que la estrategia de prohibición no es garantía de éxito para el combate a la drogadicción.