...(1971), cuando, durante casi un mes, el estandarte latinoamericano del comunismo, Fidel Castro, se instalaba en Chile, siendo escoltado (en algunas ocasiones) por el hombre que se alzaría en un golpe de Estado posterior contra el otrora homólogo del cubano, Salvador Allende.
Medios como la cadena británica
BBC se dieron la tarea de analizar el interés de Castro por Chile, bajo la conducción de Allende. El líder cubano no imaginaba lo que el socialismo viviría poco tiempo después del episodio gobernando con el enemigo, con protagonistas como Pinochet.
“Fidel había invertido mucho en Chile, no hay que olvidar que incluso estuvo de visita más de un mes en ese país”, aseguraba a la prensa británica Frank Mora, director del Centro Latinoamericano y del Caribe en la universidad FIU de Miami.
Y con sus intereses puestos en territorio chileno, Castro vio la oportunidad de instalar su ideología en los más jóvenes, el semillero de esta, capaz de asimilar que el imperialismo era la fuente de todo mal.
A Pinochet, parecía no incomodarle la situación, o al menos jugó sus cartas ideológicas con toda la frialdad. Las fotografías, una vez más, lo sugieren. Para la posteridad quedó el coordinado saludo militar que los generales chileno y cubano hacían en cada parada en la que multitudes aplaudían su presencia resguardada hasta el último detalle.
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