UNA CONSTITUCIÓN DE COMBATE
Muchas voces se alzan para pedir una constitución "de consenso". He aquí por qué, en mi opinión, dicho proyecto es no solo quimérico, es peligroso. En primer lugar, debemos internalizar lo siguiente: Una constitución es por definición, un límite al poder. Independientemente de cual sea el tipo de estado o su sistema político, las constituciones representan una restricción al ejercicio del poder en tanto exista un estado de derecho digno de tal nombre. Las constituciones nacen de la desconfianza hacia el poder y para proteger derechos que son, por naturaleza, superiores y anteriores al estado.
Por otro lado, quien propone una constitución "habilitante", como Guillermo Tellier o Fernando Atria, estaría proponiendo un texto que no restrinja al poder político, lo cual transformaría a dicha constitución en no más que un adorno legal al no cumplir su misión fundamental.
Ahora, ¿por qué debiese preocupar a la ciudadanía el tener una constitución "habilitante"? Fácil. Porque esta le permitiría a quienes controlan el estado, intervenir con el poder de éste hasta en los más recónditos vericuetos de la vida social.
Una constitución habilitante es por tanto, siempre, un texto que facilita la expansión totalitaria del estado a costa de los derechos de los ciudadanos. Dicha constitución es una del tipo "de combate", servil a los designios de quienes quieren modificar al ser humano y su entorno social, al servicio de utopías más o menos fracasadas.
Es por esto que la reforma que se le hizo a la actual constitución es tan nociva. Bajaron los quórums, que son la tranca que impedía a mayorias circunstanciales, pasar la aplanadora a las minorías políticas. Esta reforma transformó a la constitución actual, en palabras de Fernando Atria, en la constitución habilitante que deseaba.
¿Puede existir, si aceptamos estas premisas, una constitución que sea de "consenso" entre quienes pretenden limitar el poder del estado y quienes pretenden utilizar dicho estado para impulsar su ideario político en todos los ámbitos de la vida de la nación? No. En la medida que uno crea firmemente en la inviolabilidad de ciertos derechos fundamentales y en la libertad individual, un consenso es imposible, dado que significaría su entrega paulatina a sus declarados enemigos.
Es por esto que debemos recordar la razón por la que, en primer lugar, tenemos una constitución:
-Para ponerle cadenas a quienes quieren usar y abusar del poder político circunstancial del que dispongan.
-Para proteger los derechos ciudadanos de pulsiones políticas momentáneas que, sin restricción, puedan provocar un masivo daño a la sociedad y a los ciudadanos en particular.
Nosotros, los amantes de la libertad, también requerimos de una constitución "de combate", pero una que lo haga desde el sentido original de este tipo de texto legal: Para mantener a la nación protegida del poder y de su manifestación extrema que es el totalitarismo, independiente de cuál sea su signo y que signifique una garantía real de libertad para nuestros ciudadanos.
Johannes Maximilian Kaiser Barents-Von Hohenhagen