Nos hemos olvidado que la cancel culture está lejos de ser nueva. A la cantante de rock Sinead O'Connor le hicieron la damnation memoriae por haberse atrevido, valientemente, a acusar públicamente al Papa Juan Pablo II por encubrimiento de pederastas; acusaciones que, con el paso del tiempo, casi que se han probado verídicas. Treinta años después, todos sabemos que la pederastia está institucionalizada dentro de la Iglesia Católica. Pero la cantante tuvo que pagar en vida con la cancelación de todos sus contratos a causa de la reprobación popular. Así, antes se hacía contra figuras transgresoras o rebeldes. Hoy se hace contra personajes conservadores. Creo que gente como J. K. Rowling, B-Real de Cypress Hill o John Dolmayan de System of a Down sólo se han atrevido a expresar sus opiniones políticas inclinadas hacia la derecha, porque tienen una carrera ya cumplida y suficiente fortuna ahorrada. A diferencia de la Carano, ellos no se verían sustancialmente afectados en caso de que el establishment los quisiera borrar por decir lo que piensan.
También es irónico que los mismos que defienden el capitalismo puro y duro (y la libertad que debería tener un empresario de no querer contratar empleados negros, o de prohibir el ingreso de clientes judíos, queer, de color, &c.), ahora se estén quejando de que una corporación capitalista como Disney esté ejerciendo su legítimo derecho, dentro del contexto de libre y voluntaria asociación, de terminar el contrato con una actriz que daña su imagen corporativa frente el público. Permítaseme aclarar que a mí me parece lamentable que hayan despedido a ésta actriz por emitir opiniones conservadoras; pero también me ha parecido reprobable cuando restaurantes le han negado el servicio a clientes de piel morena. Sin embargo, aunque no nos guste, ambas situaciones son absolutamente legítimas.
Por último, esto sólo refleja la imperiosa y urgente necesidad de que nuestro sector deje de tenerle miedo a Gramsci, sino que lo utilice en el mejor beneficio de nuestras ideas. La brújula política sólo se va a mover hacia nuestro lado, sólo cuando la gente masivamente desarrolle convicciones propias por ideas de derecha.