No recuerdo otras elecciones tan surreales como estas. Al margen de la confrontación entre programas de gobierno antagónicos como el Boric y Kast, o las discrepancias programáticas que algunos candidatos han destacado para desmarcarse de otros, la figura de Parisi y en general el manejo del Partido de los Güeones le ha aportado el toque de comedia a esta elección.
La máxima del ordenamiento institucional y la correlación de fuerzas fue la disputa entre Lagos y Lavín. Yo tenía menos de 10 años para esa elección pero recuerdo las el calibre y el contenido de las discusiones políticas que se llevaban a cabo en mi familia y entre las visitas; existía una correlación de fuerzas muy marcada entre el "crecer con igualdad" y el "viva el cambio".
Por el contrario, actualmente esa correlación se ha esfumado y dado paso a la emergencia de candidaturas que hasta 20 años parecían descabelladas. En ese escenario aparece Parisi, políticamente el más pobre de los candidatos. Porque, en política y para para ocupar la Primera Magistratura de la nación está tácitamente permitido tener denuncias e incluso sentencias por delitos económicos, las que en gran parte puedes atribuírselas a terceros y aparecer limpio de polvo y paja ante la opinión pública. Pero tener una orden de arraigo nacional por una pensión de alimentos? Al margen de ser ultra cuma, esa acusación te personaliza ante los medios. No existe lavado de imagen posible.
Ahora, piensen en los integrantes del Partido de los Güeones: el más grande de Chile como les gusta mencionar. ¿Puede tener éxito un partido sin acción territorial, sin formación política, con errores absurdos como depositar cuentas personales y no en la habilitada por el Servel? Además, esto último deja entrever lo que sería una estructura piramidal de recaudación de fondos.
Te podrá gustar o no cualquiera de los otros candidatos y sus programas de gobiernos, pero lo de Parisi es impresentable. Ratifica la crítica a movimientos como la lista del pueblo que carecen de un proyecto político. Ambos movimientos son dos caras de un mismos fenómeno: el aprovechamiento político. En su momento los miembros de la lista del pueblo no podían ser criticados por no poseer un fundamento político, su validez se la daba "la calle" por el mero hecho de haber participado en una marcha. Tan absurdo como validar a esos esperpentos resulta validar a Parisi, un candidato que no tiene pensado llegar a la presidencia, sino sólo usufructuar de la candidatura.
El charlatán, cuma culiao patas con tierra de Gino Lorenzini debe estar dándose con una piedra en las weas en este minuto
Pastorear 10 años con felices y forrados para que entre un true mente de tiburón a cosechar tu esfuerzo.
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