Toda esa absurda teoría de lo que sería el uso de la fuerza que quieren implantar para socavar la tarea de la policía se ha construido sobre la base que entrega el concepto de la procedencia de la legítima defensa donde se estima que la fuerza empleada para repeler un ataque debe ser proporcional a la del atacante y solo en el caso que sea necesario proteger la vida o la integridad física del atacado y ciertas personas que le son cercanas, cosa muy cuestionada dentro de la doctrina del derecho penal porque a la larga una persona emplea lo que tiene a mano y el fin es siempre repeler efectivamente al atacante, menos aún cuando la víctima no es una persona acostumbrada a la violencia cosa que el delincuente sí. La fuerza pública siempre debe emplear fuerza que sea disuasiva y no proporcional, si esto no es un deporte donde juegan once por cada lado, la fuerza debe ser superior y contundente para que sea efectiva, porque el objeto de la misma es restablecer el orden público y la seguridad, pasando por la protección de civiles amenazados sobretodo cuando un número inferior de policías debe enfrentar a un número superior de vándalos en situaciones donde se recurre entre otras cosas al incendio para infundar el miedo y atentar en contra de la población, no se trata de tener una batalla campal de 4 horas.
Pero si quieren llevar el tema a que la fuerza policial use una fuerza proporcional, bueno, pongamos a la policía a usar bombas incendiarias en contra de los antisociales, palizas en grupo, pedradas en la cabeza y uso de armas contundentes.
Al final deben darse cuenta de que el reproche a la policía es otra manera más de deslegitimar al gobierno, no les gusta la policía, no les gustó el estado de emergencia, no les gustaron las medidas de solución, no les gusta el cosena, y no les gusta porque no les conviene, no porque sea malo.