Hay que ver más profundo. Nadie tiene una mascota por el simple hecho de conservar la vida: tenemos mascotas porque nos gusta dominar. Y obviamente celebrar el cumpleaños de un animal es una transmutación del hombre en la bestia, o sea, el hombre se celebra así mismo.
El hombre que tiene una mascota lo que celebra cada dia es su capacidad de dominarla, de ser obedecido. Y lo que hace al año con la bestia no es muy distinto de ese día a día, como mucho más intenso; es seguir con la transmutación del propio cumpleaños: el hombre celebra haberle ganado a la vida cada año, haber vencido la resistencia que le opone.
Celebrar el cumpleaños de una mascota no es muy distinto de celebrar el aniversario de una cacería, como hacían los antiguos cazadores que hacían taxidermia con los cuerpos de las bestias sometidas. La única diferencia es que ahora todo es más buenista, más dulcificado, más domado, civilizado y anémico, pero en el fondo el hombre es siempre la misma bestia que no puede evitar dominar.