El Pepito paga doble es una de las últimas pillerías pintorescas que van quedando del Chile gris, casi al nivel de hacer trampa en el cacho o robarse una gallina.
En unos años el Pepito paga doble será visto poco menos como una travesura y será remplazada por fechorías de un poco más alto calibre, como el secuestro, el sicariato, los descuartizamientos, el gota a gota, portonazos con violación y asesinato, los narco-estados y un largo etcetera.
Fueron buenos tiempos viendo como se cagaban a los weones con el Pepito en el barrio Franklin (igual me cagaron una vez con 5 lucas ).