“Otra conversación de hotel, fue una noche que estábamos solos y me dijo: “Tú sabes que con Miguel somos amigos”. Yo asentí con la cabeza pensando que me iba a decir algo respecto de Miguel. Luego agregó: ‘Pero tú sabes que contigo es distinto’.”
“Pronto comenzaron a pololear Jorge y mi hermana Cecilia y durante ese año le contó que “Paramar” la hizo pensando en ella. La relación fue más bien intermitente, porque en ese tiempo Jorge conoció a Jacqueline Fresard, empezó a frecuentar ese grupo de amigos y allí se quedó. Aunque siempre volvía a visitar a mi hermana y le hablaba de amor, su novia oficial era Jacqueline. Cuando se casó con ella a fines de 1986, el día antes de la celebración religiosa, fue donde mi hermana y le dijo: “Me voy a casar con Jacqueline, pero en realidad estoy enamorado de ti”. Mi hermana quedó destruida, no entendía nada, le costó varios años superar el asunto.”
“Después de tres semanas de volver con Claudia, Jorge apareció en la puerta de mi casa, se veía tranquilo. Golpeó la puerta y por una ventana me hizo señas para que la abriera. Me dijo que aceptaba que nosotros nos quedásemos juntos, pero me dijo: “Quiero pedirles algo”. “¿Qué quieres?”, le contesté. Me dijo: “Yo acepto que ustedes se queden juntos, pero quiero pedirles que nos acostemos los tres. No me contesten todavía, piénsenlo y después me contestan”. Quedé perplejo. Al poco rato volvió a la carga con lo mismo: “Bueno, ¿y qué han pensado?”. Le contesté que no. Al oír mi respuesta negativa se puso furioso, me gritó como si yo lo hubiera ofendido gravemente, lanzándome un montón de garabatos y desapareció dando un portazo.”
“Al día siguiente un amigo nos llamó para contarnos que Jorge se había cortado las venas. Claudia y yo nos sumamos a todos los amigos que fueron a verlo a su casa de Beaucheff. Estaban todos: Michel, Roque y Miguel, entre otros, quienes se habían enterado del intento de suicidio y estaban muy preocupados por su salud. Nos contaron que además de los cortes, se había tomado 16 valiums. El estado en que lo encontramos era lamentable, muy atontado y salivando. Lucía una vendas en cada brazo a la altura de las muñecas. Aunque se encontraba muy decaído, quiso decirle algo a Claudia. Acostado en la cama y lo suficientemente drogado no parecía peligroso, así que le permití que le hablara manteniéndome a una corta distancia. Le dijo algo muy despacio que luego ella me repitió: “Lo hice porque me amo mucho a mí mismo”. Esto sucedió a fines de diciembre de 1989, la banda como la conocíamos estaba muriendo.”