Los padres de dos de mis compañeros de pega creían que Chávez en sus inicios sería el mismo que el del final. Ahora, allá siguen, en Venezuela, sentados frente al televisor, viviendo de los bonos del estado, que ni siquiera alcanza el dólar, pero qué bien disfrutan de los lujos que únicamente pueden darse en su país a costa del dinero que les envían sus hijos, ya están viejos, no necesitan viajar ni les interesa comprar en el extranjero, bueno, tampoco pueden hacerlo, ya que afuera hay un mundo distinto al venezolano, un mundo que seguirá creciendo a base del sistema que muchos critican aquí y que no nadará al ritmo de un país que eligió por sí mismo hundirse.
Si quieres que tus hijos te salven el culo yéndose al extranjero a futuro, avergonzada porque el estado no le entregó la dignidad por la que tanto clamaste, bien votado.