Brasil se clasificó a los cuartos de final gracias a las atajadas de Julio César en los penales y a que Jara pifió el último. Chile se quedó sin Mundial pero se vuelve con la grandeza de haber dejado todo. En cuartos, los brasileños van con Colombia.
Lloran. Los brasileños y los chilenos. Unos estuvieron cerca de pasar a la historia negra del país y los otros, a pesar de la derrota, acaban de reescribir la propia. Porque nada será igual. Brasil eliminó a Chile por penales en un partido en el que desnudó todas sus debilidades y en el que el equipo de Sampaoli le dio una paliza táctica. ¡Qué susto tuviste!
¿Cómo arrancar a contar la historia de un partido en el que el final épico se devora todo? ¿A quién le puede importar ahora que tácticamente Chile se lo comió crudo a Brasil? ¿Cuánto debe interesar ahora recordar que Alexis Sánchez, Vidal y Medel no estuviera al 100% físicamente si corrieron más que toda su vida? ¿Que Pinilla reventó el travesaño cuando ya no quedaba ni un segundo de suplementario?
Pero hubo un partido en el que Brasil salió a pasarlo por arriba. Que con un Neymar encendido, con Hulk pasando muy bien al ataque, con los centrales pisando fuerte en las dos áreas. El festival sonaba con la música brasileña pero Chile sabía qué tenía que hacer y empezó a armar el mejor partido de su historia.
La presión tiene sentido y es eficaz cuando se hace como la propuso Chile. No iba de a uno, iban de a once. La cantidad de pelotas que recuperaron Marcelo Díaz y Aranguiz no sólo fueron causas de sus virtudes para el quite, si no el compromiso de todos para que ningún brasileño jugara cómodo. Y ahí anduvieron provocando errores Alexis Sánchez y Vidal, dos cracks que de tanto insistir, aprovecharon un error de Hulk e inventaron el empate.
Brasil, que se había retrasado, quiso recuperar ese protagonismo y por muchos momentos lo consiguió. El tema es que se encontró con una defensa sólida, con un Gary Medel que, lesionado y todo, sacó ciento cincuenta mil pelotas...
La tensión se fue comiendo las ideas y el segundo tiempo fue más Chile con la jugada de gol más clara del partido, más incluso que los goles, cuando entre Vidal, Isla y Aranguiz armaron un jugadón que tapó no se sabe cómo ese enorme Julio Cesar. Brasil, más por inercia de la situación que por fútbol en sí, reaccionó. Las piernas de los chilenos acusaban el cansancio y Neymar y Hulk (a éste le anularon bien un gol) hicieron lucir a Bravo.
El pelotazo de Pinilla en el travesaño fue una mala señal. La suerte, esa mano que a veces se necesita por más bien que se hagan las cosas, no estaba para los chilenos. Julio César, al igual que en el partido, le pondría un respirador a este equipo, a este país, que se ahogaba sin pena ni gloria.
Feministas culiás graves 
