sigo dándole vida a esta weaita.
la selección chilena del ligua puebla, caszelly, garrido, rubio, aravena, hisis y compañía, iniciaba su camino hacia el mundial de méxico 86, luego del rotundo fracaso obtenido en españa, tres años antes.
los escollos a superar, eran la en ese entonces, débil selección ecuatoriana, y el siempre complicadísimo combinado charrúa, quienes veían como una obligación el clasificar al mundial azteca, luego de ausentarse de la última cita mundialera.
todo arrancó bien para los nacionales, con un empate a 1 en quito y una goleada por 6-2 ante los mismos monitos en santiago, mientras los yoruguas, se anotaban dos sendas victorias frente a ecuador, en quito y montevideo...
a priori se sabía que el cupo se definiría con uruguay.
el ambiente esa tarde en el estadio nacional era casi bélico. una verdadera caldera esperaba a los orientales, con la esperanza de un triunfo que nos dejara cerca de tierras norteamericanas.
y claro, como era de esperarse, dicho cotejo no estuvo excento de polémicas. el partido estuvo más de 20 minutos suspendido por un piedrazo que alcanzó a uno de los líneas. el árbitro, el colombiano Jesús Palacios, lisa y llanamente no se atrevió a suspender el partido...
cuentan las crónicas de la época, que si se hubiesen juntado todas las naranjas que el público lanzó ese día a la cancha, hubiesen tenido para parar decenas y decenas de puestos en la feria
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en lo netamente futbolístico, sendas anotaciones de rubio y del mortero aravena -el capo de ese equipo- le dieron el triunfo a la roja de todos por un trabajado 2-0. la fiesta fue total, un empate en montevideo nos daba los pasajes al mundial.
como era de esperarse luego de los incidentes en santiago, el estadio centenario hervía, esperando a los chilenos. dicen que la lluvia de limomones que se vio ese día -en venganza por las naranjas chilenas
-, por momentos ensombrecía gran parte del campo de juego
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desde el primer minuto de juego, los uruguayos salieron en busca del triunfo que les daría la clasificación al mundial, convirtiendo en figura al enorme roberto rojas, quien se desvivía por mantener el cero en la portería visitante. sin embargo, al amanecer de la primera mitad, estéril fue el vuelo del cóndor ante el soberbio tiro libre servido por josé batista. el carnaval se desataba en montevideo.
promediando el primer acto, un penal sobre el incombustible carlos caszelly, ejecutado por aravena, le daba la igualdad a los chilenos. los boletos eran rojos y un silencio sepulcral reinaba en el centenario. así se fueron al descanzo.
el complemento fue una copia del primero. uruguay atacando con todo y un equipo chileno aguantando como podía.
a la hora de partido, un tal enzo francescolli es derribado en el área y el argentino espósito pita falta penal para los orientales, venancio ramos se paró frente al balón y le devolvió el color celeste a los boletos.
el resto del partido fue todo nervios, los pasapelotas literalmente desaparecieron, provocando que los jugadores chilenos tengan que correr, cual partido con los amigos, tras el balón cada vez que éste se iba fuera de la cancha.
en el epílogo del partido, más de 3 millones de corazones uruguayos se paralizaron, cuando espósito cobró un tiro libre muy cerca del área local. Aravena, el gran mortero, era reconocido en toda sudamérica por su capacidad de concretar este tipo de oportunidades. el centenario, bajo un nervioso silencio, esperaba expectante el disparo del mortero...
acá es donde suceden esas cosas que sólo pueden pasarle a un chileno y sólo en sudamérica
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Venancio Ramos, autor del segundo gol uruguayo, era un pícaro puntero diestro que la descosía en el fútbol galo. esa tarde demostraría que su picardía no era sólo con el balón.
tomó uno de los tantos limones que adornaban la cancha, se acercó sigilosamente a la zona del tiro libre y, cuando espósito pitó y aravena comenzó con su particular carrera, ramos le lanzó el limón que tenía en su mano al balón que esperaba ser acariciado por la bendita zurda del mortero, con tan buena puntería, que fue suficiente para mover unos centímetros el balón y provocar que el disparo del mortero haya sido digno de alguien que en su vida había pateado un balón...
espósito y sus colaboradores se hicieron los desentendidos ante los reclamos chilenos.
no pasó mucho más y el árbitro decretóel término del cotejo.
Uruguay ganaba el grupo e iba al mundial de méxico.
para la anécdota quedará el repechaje que esa selección perdió contra paraguay.
un desastroso 0-3 en asunción y un pobre empate a 2 en santiago, le entregó a los guaraníes el último cupo a la cita mundialera.
nadie en ese entonces imaginaba siquiera lo que le deparaba el destino a esa gran camada de jugadores en cuanto a citas mundialistas se refiere...