En cuanto al uso disuasivo del agua, y el control del chorro que sale de los carros, el manual grafica las maneras en que se debe utilizar: en modo lluvia cuando no se trata de una manifestación violenta y en el caso de que el grupo de personas se muestre absolutamente “beligerante” se autoriza el disparo de chorros directos. Pero en este punto hubo una instrucción clave que el sargento dado de baja no cumplió: apuntar siempre a extremidades inferiores o con rebote en el pavimento “para no causar lesiones con el chorro ni caídas” y como requisitos para su uso es que sujetos porten molotov o armas, para manifestaciones muy agresivas, nunca usar si hay menores y evitarlas cuando hay mujeres. Ninguno de estas condiciones estaban dadas en el momento en que el carro disparó contra
Rodrigo Avilés.
Por otra parte, el instructivo es muy claro en cuanto a que la acción de los carros “nunca puede acorralar a una masa humana” y debe dejar siempre una vía de escape. Condición que en ese momento, como se observa en las imágenes tampoco se cumplió, porque fueron dos carros los que acorralaron a los manifestantes.