La añeja visión comunista del mundo, entelequia de que todo lo estatal funciona maravilloso, y de que todo lo privado busca sólo enriquecer al empresario. Aunque claro, si miramos que aquella bella poesía del comunismo plasmada en un papel se ve bien, con un poco de raciocinio se llega a la conclusión de que en la vida real no funciona así. El comunismo funcionaría bien si el ser humano fuera un ser incorruptible, un Soviet que esté dispuesto a trabajar, a ser altruista con alguien que no conoce.
Para ambos lados se producen injusticias. Así como el empresario cuando no ve regulación ni supervisión, se vuelve un ser corrupto que busca un inescrupuloso beneficio máximo,
el funcionario público también busca su propio beneficio y tiene al aparato público de su lado. Beneficio que se traduce en atornillar a sus parientes en la misma entidad, perpetuarse en el cargo que muchas veces es mejor pagado que en el área privada, y trabajar lo mínimo.
El aparato comunicacional que solo fustiga la visión del empresario, solo lo muestra vacacionando en parajes paradisíacos, que estar en su posición es solo mandar y disfrutar. Si el empresario está en una posición alta es gracias a su inteligencia y esfuerzo, salvo algunos casos de herencia y justificado nepotismo. La visión de que el tipo que lleva adelante una empresa es el que menos trabaja, ni de por lejos es así. Llevar adelante un negocio es difícil, todos los problemas y cachos son para ti, un costalazo y muchas veces no te levantas más.
Un punto de vista del fracaso de la entidad estatal, es la ya conocida baja productividad. ¿Qué productividad habría si no existen incentivos para ejercer bien tu labor?. Por último el incentivo de mantener tu propio puesto. Como sucede con toda entidad estatal, se vuelve el coto de caza del gobierno en ejercicio, y se llena de gente fija en su puesto trabaje o no. Entonces, si eres un empleado público colocado por alguien cercano o del Ejecutivo, sabes que tu puesto de trabajo es seguro, hagas bien tu trabajo o dejes a tu vestón en la silla trabajando por ti. Resumiendo, el empleado público muchas veces es un idiota elegido a dedo, y es más peligroso porque tiene al aparato estatal de su lado.
Esto es lucha de clases pura y dura, potenciada a través del adoctrinamiento en universidades crea deconstruidos, y en los medios de información. Visión de que por cierto, no es del todo certera o incorrecta. Bajo un modelo u otro en su albedrío se cometen irregularidades; al dar rienda suelta al Estado, son esos mismos burócratas y sus parientes los que se forran tras la repartija de la plata de otros; al dar rienda suelta a los empresarios, se cometen injusticias tras leyes hechas a medida. Entonces, la solución de estos dilemas, recae en la élite política. Es un hecho, así como todos los modelos socialistas-banana han fracasado estrepitosamente, todo lo estatal se vuelve un agujero de desperdicio fiscal. También la no regulación, y la des-regulación (la Concertación sabe mucho de esto), permite que se generen vicios e injusticias, que terminan afectando a las propias personas.
¿Por qué muchos países están a la idea de revertir el sistema de reparto?. Porque ese sistema no se sostiene en el tiempo, y ofrece pensiones miserables.
Imagina que quieren instaurar el sistema de reparto en Chile, y a la vez están llenando el país de
extranjeros pobres, que no trabajan formalmente y por lo tanto no imponen nada. Si el modelo de reparto, está basado su financiamiento a través de los trabajadores jóvenes, sosteniendo a las generaciones más viejas... ¿Funcionará llenando el país de pobres que no tributan en su financiamiento y después deben hacer uso de ese mismo sistema?. Además, la misma casta política zorrona no estará de acuerdo con que los inmigrantes financien a los chilenos, ya que encontrarán que será un sistema de neo-esclavitud.
Estamos muy mal, la regulación es lo que hace falta, y pasa por una casta política omisa.