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Protestas a nivel nacional no paran, #chiledespertó , Piñera con la pera.

Estado
No está abierto para más respuestas.
Está es la columna ¿?..los estúpidos del Mercurio en lugar de hacer públicas todas las opiniones en la elección más trascendente de los últimos 30 años. Se dedican a cobrar.
(Al menos Warnken salió del closet político.)
Soy de izquierda: rechazo la violencia
27 febrero, 2020

En la década de los 80 fuimos la primera línea de las primeras manifestaciones contra la dictadura de Pinochet. Andábamos a rostro descubierto (los encapuchados eran muy esporádicos) y teníamos enfrente no solo a las fuerzas policiales, sino también, invisibilizados entre nosotros, a los agentes de los servicios de inteligencia herederos de la siniestra Dina.

Recuerdo un 1 de mayo en que un grupo de estudiantes nos congregamos cerca de un monumento a las glorias militares en plena Alameda, que por supuesto no se nos pasó por la cabeza vandalizar, a pesar de la fuerte carga simbólica de esa imaginería militar para nosotros. Gritábamos nuestras consignas, que el frío y una neblina grisácea dispersaban en el silencio de la ciudad callada. Me veo lanzando algunos panfletos al aire y enarbolando la palabra “libertad” con la voz quebrada por el miedo. No quemamos ni destruimos la iglesia en la que nos escondimos para arrancar de las fuerzas represivas, y la quema de una biblioteca la hubiésemos esperado de los fascistas. Teníamos claro que nuestro enemigo era la dictadura y no perdíamos el foco.

Es cierto que años después hubo barricadas, algunas quemas de buses, pero no la violencia nihilista a cuyo espectáculo ostentoso y obsceno asistimos hoy a diario, en plena democracia y sin un dictador en escena.

He criticado con mucha fuerza a Piñera en varias columnas, no es el Presidente que me gusta para Chile, pero tengo claro que no es un dictador. Quienes crecimos con uno omnipresente en nuestras vidas, sabemos distinguirlo de un político debilitado y acorralado. Las consignas que dicen que lo es son falaces o deshonestas, y un movimiento social, para tener claridad en sus objetivos, no debiera avalar tales distorsiones conceptuales.

Aquí ha habido cobardes maltratos a manifestantes y muertes que debemos condenar categóricamente exigiendo castigo ejemplar, pero homologarlos a las “violaciones sistemáticas a los DD.HH.” en dictadura es un despropósito.

Pero lo más grave es justificar la violencia callejera como la consecuencia lógica de la indignación por las colusiones y las desigualdades del sistema. Al afirmar que la destrucción es necesaria para el cambio social, se apaga —según el filósofo Jorge Millas— “la postrera y débil lucidez frente a la inhumanidad de la violencia”. Son así invisibilizados los rostros de miles de chilenos que están padeciendo la destrucción de sus estaciones de metro, sus museos y bibliotecas públicas, sus iglesias, sus pequeños negocios. ¿Acaso ellos no merecen también esa dignidad por la que Chile se ha movilizado con tanta fuerza?

Ser de izquierda es aspirar a un orden social y político mejor para todos, pero a un orden, no a un caos o a una anarquía.

No se construye una sociedad mejor sobre las ruinas y las cenizas del país que queremos mejorar. Ser de izquierda es aspirar a más democracia y eso supone aceptar convivir con el adversario y no convertirlo en un enemigo a destruir. Así lo entendieron Mandela, Gandhi y la resistente francesa contra el nazismo y el colonialismo francés en Argelia, Germaine Tillion. Ellos debieran ser en el siglo XXI los verdaderos referentes de una izquierda insumisa, pero pacifista.

Tillion acuñó el concepto de “enemigos complementarios” para designar el círculo vicioso en que todos legitiman su violencia en la violencia del otro: “Para unos, el terrorismo justificaba la tortura, mientras que la tortura y las ejecuciones hacían lícitos (en opinión de los otros) los atentados terroristas”. En el Chile de hoy empiezan a perfilarse esos “enemigos complementarios”. Los que nos sentimos parte de una tradición de izquierda humanista, la de Albert Camus, en la que el fin no justifica los medios, no debemos caer en esa trampa. Y recordar que “sin odio y sin violencia” derrotamos a Pinochet.

Por eso y porque soy de izquierda, rechazo la violencia, venga de donde venga. (El Mercurio)

Cristián Warnken
 
Pero si Piñera echo a 50 generales de Carabineros, humillo a las FFAA al cerrar el centro de reclusion que les dio Lagos.

Este weon por algo hizo mierda a la DIPOLCAR, de algo se protege o al narco del hermano que se gasta.

La DIPOLCAR es tan sigue tan inefectiva como siempre. No te suena el nivel de incompetencia del caso huracan?
 
Cristian warknen es un grande, uno de los pocos zurdos con su cerebro intacto a la hora de analizar la realidad y no tragarse revoluciones cagonas. Condenó la violencia desde el día 1.

Empezará el descarte, ojalá los parlamentarios de derecha, muestren garras demostrando la hipocresía de estos culiaos malnacidos.

Adjunto link de la RE-acción a toda esa cloaca llamada foro de São Paulo

Santiago Abascal, presidente del partido político español Vox, oficializó ayer ante el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, su intención de realizar el Foro Madrid. Una cumbre “para tratar de dar una respuesta política, coordinada a lo que representa el Foro de Sao Paulo y a todos los que están contribuyendo a la desestabilización de la región en Cuba, Venezuela, Nicaragua; incluso que están intentándolo en Chile, donde la Constitución está en jaque en estos momentos”, declaró a la agencia española de noticias EFE.

https://ellibero.cl/actualidad/foro...o-de-sao-paulo-en-la-region-incluso-en-chile/

Pd: el último vídeo de sharpito una pena, ehhh ehhh ehhh la cague, si se descartan de la violencia tan bruscamente, sharpito cae con ellos
 
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(Al menos Warnken salió del closet político.)
Soy de izquierda: rechazo la violencia
27 febrero, 2020

En la década de los 80 fuimos la primera línea de las primeras manifestaciones contra la dictadura de Pinochet. Andábamos a rostro descubierto (los encapuchados eran muy esporádicos) y teníamos enfrente no solo a las fuerzas policiales, sino también, invisibilizados entre nosotros, a los agentes de los servicios de inteligencia herederos de la siniestra Dina.

Recuerdo un 1 de mayo en que un grupo de estudiantes nos congregamos cerca de un monumento a las glorias militares en plena Alameda, que por supuesto no se nos pasó por la cabeza vandalizar, a pesar de la fuerte carga simbólica de esa imaginería militar para nosotros. Gritábamos nuestras consignas, que el frío y una neblina grisácea dispersaban en el silencio de la ciudad callada. Me veo lanzando algunos panfletos al aire y enarbolando la palabra “libertad” con la voz quebrada por el miedo. No quemamos ni destruimos la iglesia en la que nos escondimos para arrancar de las fuerzas represivas, y la quema de una biblioteca la hubiésemos esperado de los fascistas. Teníamos claro que nuestro enemigo era la dictadura y no perdíamos el foco.

Es cierto que años después hubo barricadas, algunas quemas de buses, pero no la violencia nihilista a cuyo espectáculo ostentoso y obsceno asistimos hoy a diario, en plena democracia y sin un dictador en escena.

He criticado con mucha fuerza a Piñera en varias columnas, no es el Presidente que me gusta para Chile, pero tengo claro que no es un dictador. Quienes crecimos con uno omnipresente en nuestras vidas, sabemos distinguirlo de un político debilitado y acorralado. Las consignas que dicen que lo es son falaces o deshonestas, y un movimiento social, para tener claridad en sus objetivos, no debiera avalar tales distorsiones conceptuales.

Aquí ha habido cobardes maltratos a manifestantes y muertes que debemos condenar categóricamente exigiendo castigo ejemplar, pero homologarlos a las “violaciones sistemáticas a los DD.HH.” en dictadura es un despropósito.

Pero lo más grave es justificar la violencia callejera como la consecuencia lógica de la indignación por las colusiones y las desigualdades del sistema. Al afirmar que la destrucción es necesaria para el cambio social, se apaga —según el filósofo Jorge Millas— “la postrera y débil lucidez frente a la inhumanidad de la violencia”. Son así invisibilizados los rostros de miles de chilenos que están padeciendo la destrucción de sus estaciones de metro, sus museos y bibliotecas públicas, sus iglesias, sus pequeños negocios. ¿Acaso ellos no merecen también esa dignidad por la que Chile se ha movilizado con tanta fuerza?

Ser de izquierda es aspirar a un orden social y político mejor para todos, pero a un orden, no a un caos o a una anarquía.

No se construye una sociedad mejor sobre las ruinas y las cenizas del país que queremos mejorar. Ser de izquierda es aspirar a más democracia y eso supone aceptar convivir con el adversario y no convertirlo en un enemigo a destruir. Así lo entendieron Mandela, Gandhi y la resistente francesa contra el nazismo y el colonialismo francés en Argelia, Germaine Tillion. Ellos debieran ser en el siglo XXI los verdaderos referentes de una izquierda insumisa, pero pacifista.

Tillion acuñó el concepto de “enemigos complementarios” para designar el círculo vicioso en que todos legitiman su violencia en la violencia del otro: “Para unos, el terrorismo justificaba la tortura, mientras que la tortura y las ejecuciones hacían lícitos (en opinión de los otros) los atentados terroristas”. En el Chile de hoy empiezan a perfilarse esos “enemigos complementarios”. Los que nos sentimos parte de una tradición de izquierda humanista, la de Albert Camus, en la que el fin no justifica los medios, no debemos caer en esa trampa. Y recordar que “sin odio y sin violencia” derrotamos a Pinochet.

Por eso y porque soy de izquierda, rechazo la violencia, venga de donde venga. (El Mercurio)

Cristián Warnken

El titulo debio ser

Soy de izquierda: rechazo la violencia y tampoco se donde queda el Clitoris
 
Está es la columna ¿?..los estúpidos del Mercurio en lugar de hacer públicas todas las opiniones en la elección más trascendente de los últimos 30 años. Se dedican a cobrar.
(Al menos Warnken salió del closet político.)
Soy de izquierda: rechazo la violencia
27 febrero, 2020

En la década de los 80 fuimos la primera línea de las primeras manifestaciones contra la dictadura de Pinochet. Andábamos a rostro descubierto (los encapuchados eran muy esporádicos) y teníamos enfrente no solo a las fuerzas policiales, sino también, invisibilizados entre nosotros, a los agentes de los servicios de inteligencia herederos de la siniestra Dina.

Recuerdo un 1 de mayo en que un grupo de estudiantes nos congregamos cerca de un monumento a las glorias militares en plena Alameda, que por supuesto no se nos pasó por la cabeza vandalizar, a pesar de la fuerte carga simbólica de esa imaginería militar para nosotros. Gritábamos nuestras consignas, que el frío y una neblina grisácea dispersaban en el silencio de la ciudad callada. Me veo lanzando algunos panfletos al aire y enarbolando la palabra “libertad” con la voz quebrada por el miedo. No quemamos ni destruimos la iglesia en la que nos escondimos para arrancar de las fuerzas represivas, y la quema de una biblioteca la hubiésemos esperado de los fascistas. Teníamos claro que nuestro enemigo era la dictadura y no perdíamos el foco.

Es cierto que años después hubo barricadas, algunas quemas de buses, pero no la violencia nihilista a cuyo espectáculo ostentoso y obsceno asistimos hoy a diario, en plena democracia y sin un dictador en escena.

He criticado con mucha fuerza a Piñera en varias columnas, no es el Presidente que me gusta para Chile, pero tengo claro que no es un dictador. Quienes crecimos con uno omnipresente en nuestras vidas, sabemos distinguirlo de un político debilitado y acorralado. Las consignas que dicen que lo es son falaces o deshonestas, y un movimiento social, para tener claridad en sus objetivos, no debiera avalar tales distorsiones conceptuales.

Aquí ha habido cobardes maltratos a manifestantes y muertes que debemos condenar categóricamente exigiendo castigo ejemplar, pero homologarlos a las “violaciones sistemáticas a los DD.HH.” en dictadura es un despropósito.

Pero lo más grave es justificar la violencia callejera como la consecuencia lógica de la indignación por las colusiones y las desigualdades del sistema. Al afirmar que la destrucción es necesaria para el cambio social, se apaga —según el filósofo Jorge Millas— “la postrera y débil lucidez frente a la inhumanidad de la violencia”. Son así invisibilizados los rostros de miles de chilenos que están padeciendo la destrucción de sus estaciones de metro, sus museos y bibliotecas públicas, sus iglesias, sus pequeños negocios. ¿Acaso ellos no merecen también esa dignidad por la que Chile se ha movilizado con tanta fuerza?

Ser de izquierda es aspirar a un orden social y político mejor para todos, pero a un orden, no a un caos o a una anarquía.

No se construye una sociedad mejor sobre las ruinas y las cenizas del país que queremos mejorar. Ser de izquierda es aspirar a más democracia y eso supone aceptar convivir con el adversario y no convertirlo en un enemigo a destruir. Así lo entendieron Mandela, Gandhi y la resistente francesa contra el nazismo y el colonialismo francés en Argelia, Germaine Tillion. Ellos debieran ser en el siglo XXI los verdaderos referentes de una izquierda insumisa, pero pacifista.

Tillion acuñó el concepto de “enemigos complementarios” para designar el círculo vicioso en que todos legitiman su violencia en la violencia del otro: “Para unos, el terrorismo justificaba la tortura, mientras que la tortura y las ejecuciones hacían lícitos (en opinión de los otros) los atentados terroristas”. En el Chile de hoy empiezan a perfilarse esos “enemigos complementarios”. Los que nos sentimos parte de una tradición de izquierda humanista, la de Albert Camus, en la que el fin no justifica los medios, no debemos caer en esa trampa. Y recordar que “sin odio y sin violencia” derrotamos a Pinochet.

Por eso y porque soy de izquierda, rechazo la violencia, venga de donde venga. (El Mercurio)

Cristián Warnken

A ver, dos cosas:

En el imaginario colectivo de la izquierda siempre ha estado la violencia presente, decir lo contrario es hipocresia pura, la subversion, el fusil, etc.

Segundo punto, aca y en burundi, las fuerzas de seguridad y el orden publico dependen del gobierno, del poder ejecutivo, de absolutamente nadie mas.

Con estas verdades se elimina bastante palabreria insulsa.
 
La DIPOLCAR es tan sigue tan inefectiva como siempre. No te suena el nivel de incompetencia del caso huracan?

Pobre weon que para variar ignora la historia de su propio pais.

Ex Dicomcar, actual dipolcar.

Pesca un libro de historia aweonao y deja tus cagas de manuales de economia que no sirven para niuna wea que nos sea memorizar definiciones nivel mechon.
 
Pero si Piñera echo a 50 generales de Carabineros, humillo a las FFAA al cerrar el centro de reclusion que les dio Lagos, penal cordillera.

Este weon por algo hizo mierda a la DIPOLCAR, de algo se protege o al narco del hermano que se gasta. Ya que Dipolcar desde el 2014 trabajaba codo a codo con las unidades antidrogas y crimen organizado, unidad que tambien destruyo.
Esos presidentes si se pueden ver, en la nueva constitucion deberia estar incluido el permitirle ser presidente otra vez :yoshi2:
 
A Piñera ni sus ex compañeros de colegio lo quieren, hasta Cortázar le saca la madre:
Traidor hijodeputa.
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Piñera no hace nada efectivo para restablecer el orden público porque sabe que este nivel de violencia exige enfrentamientos y hasta muertos para ser controlado, y no está dispuesto a enfrentar las responsabilidades personales que vengan después. En otras palabras, no se quiere sacrificar por Chile. Por eso el vacío de poder sigue creciendo; en estos momentos hay pocos políticos dispuestos a ensuciarse las manos con la vieja y confiable "mano dura".
 
Pobre weon que para variar ignora la historia de su propio pais.

Ex Dicomcar, actual dipolcar.

Pesca un libro de historia aweonao y deja tus cagas de manuales de economia que no sirven para niuna wea que nos sea memorizar definiciones nivel mechon.

Que tiene que ver la historia, mandril estúpido?
La dipolcar es chiste, no te acuerdas "el profesor" y su software Antorcha? El nivel de incompetencia demostrado en el caso huracan (2018) fue lo que causo que se iniciara una reestructuracion, el proyecto se aprobó recién en enero de este año.
 
Piñera no hace nada efectivo para restablecer el orden público porque sabe que este nivel de violencia exige enfrentamientos y hasta muertos para ser controlado, y no está dispuesto a enfrentar las responsabilidades personales que vengan después. En otras palabras, no se quiere sacrificar por Chile. Por eso el vacío de poder sigue creciendo; en estos momentos hay pocos políticos dispuestos a ensuciarse las manos con la vieja y confiable "mano dura".
Y todo lo anterior surge porque tenemos un poder judicial coptado por facciones progresistas y jueces prevaricadores que no dan carta blanca a que el aparataje estatal actúe usando la coacción .Tenemos un presidente cobarde sumado a un poder judicial que le ata las manos , un instituto de derechos humanos actuando como un poder del estado con ansias de venganza comandado por exdirigentes revolucionarios del FPMR y finalmente un congreso inutil .La única salida es el pronunciamiento militar.
 
Última edición:
Que tiene que ver la historia, mandril estúpido?
La dipolcar es chiste, no te acuerdas "el profesor" y su software Antorcha? El nivel de incompetencia demostrado en el caso huracan (2018) fue lo que causo que se iniciara una reestructuracion, el proyecto se aprobó recién en enero de este año.

Querian sacar de circulación a la cabeza de la CAM, ex FPMR.

Ves que eres un ignorante en todas las materias?.

Es algo que cualquier unidad de inteligencia intentaría hacer, ya que está en su actuar ensuciarse las manos, en Chile y en cualquier país serio.

Aweonao!.
 
Y todo lo anterior surge porque tenemos un poder judicial coptado por facciones progresistas y jueces prevaricadores que no dan carta blanca a que el aparataje estatal actúe usando la coacción .Tenemos un presidente cobarde sumado a un poder judicial le ata las manos , un instituto de derechos humanos actuando como un poder del estado con ansias de venganza comandado por exdirigentes revolucionarios del FPMR y finalmente un congreso inutil .La única salida es el pronunciamiento militar.
Pienso algo similar. Si en democracia no se pueden mantener niveles aceptables de orden público y seguridad, no hay razón para preferirla por sobre otras formas de gobierno.
 
Querian sacar de circulación a la cabeza de la CAM, ex FPMR.

Ves que eres un ignorante en todas las materias?.

Es algo que cualquier unidad de inteligencia intentaría hacer, ya que está en su actuar ensuciarse las manos, en Chile y en cualquier país serio.

Aweonao!.
lo cual no quita que generalmente en Chile “inteligencia policial” son dos palabras que no deberían ir juntas. Lo del súper software antorcha y la red de mentiras post cagazo precipitó muchas cosas. Levantaron a un flaite ladron a nivel de héroe, pasajero, pero héroe.
 
No culiao.
A los violentistas metanlos presos.
Lo vergonzoso es que algunos carabineros pobres se presten para traicionar a sus propias familias y amigos. Y que incluso sean capaces de mutilar y matar por orden de algun patroncito que necesita que haya caos para asustar a weones como tu. Eres un simple material de mierda y no te das cuenta ya que tu mente esta tan retorcida y limitada que no alcanzas a verlo.
Y agradece que soy un caballero
Estoy de acuerdo pero hay aglomeraciones que son de puros violentistas y cuando les pegan o matan alegan montaje
que intentó decir sipadrito? que la gente comun y corriente defiende las calles en viña?

no será que habia mucha protección policial?

aca en santiago anoche fue la fiesta de los vandalos, barricadas en todos lados e intento de incendio de estaciones de metro :sisi:
Acá probablemente por la protección policial pero pescan a los weones cada vez menos.
 
lo cual no quita que generalmente en Chile “inteligencia policial” son dos palabras que no deberían ir juntas. Lo del súper software antorcha y la red de mentiras post cagazo precipitó muchas cosas. Levantaron a un flaite ladron a nivel de héroe, pasajero, pero héroe.

Ese caso se armó, y estuvo el fiscal Arias detrás, junto a un carabineros de Dipolcar, que tenía linea directa con el Director, que era Villalobos. El Fiscal Arias ya había metido preso a unos Frentistas unos meses antes de ese caso. Ahora Abbott curiosamente lo quería sacar de la fiscalía.

Es el trabajo que hace inteligencia en todo el mundo, eliminar weones. Guste o no, la seguridad interna trata de eso, e incluso los jueces lo entienden y cuando caen agentes le dan trato blando, saben que era su pega.

Acá lo más razonable era formalizar a un par de uniformados y dejar la Inteligencia funcionando, no desmantelar la mitad de carabineros para destruir a la Dipolcar, todo porque existe un miedo de la clase politica corrupta y la clase empresarial a las escuchas telefonicas (por eso la ANI no es operativa).
 
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