Les compartire información reciente referente a mutaciones en el SARS-COV2 que pueden complicar el control de la Pandemia, me explico
El coronavirus SARS-CoV-2 muta de forma continua, pero «no hay ninguna indicación de que la infectividad del coronavirus esté cambiando»†. Sin embargo, varios artículos sugieren que hay mutaciones relacionadas con una mayor infectividad
in vitro. La última es la mutación D614G de la proteína espicular S del coronavirus. Hasta principios de febrero de 2020, el aminoácido en la posición 614 de esta proteína era un ácido aspártico (Asp o D); desde abril de 2020 es más abundante una glicina (Gly o G).
In vitro, la nueva cepa SG614 infecta con mayor eficiencia que la cepa SD614; sin embargo, la unión de la proteína SG614 con el receptor ACE2 es más débil que para la SD614. Algo paradójico, pero que correlaciona con los datos epidemiológicos, que apoyan que la cepa SG614 contagia de forma más efectiva que la SD614. Parece que el coronovirus está evolucionando en los humanos hacia consolidar la cepa SG614, en detrimento de la cepa SD614, que podría desaparecer.
Por supuesto, debemos tomar con cierto escepticismo las conclusiones de estos investigadores del
Scripps Research Institute (Florida, EEUU). Y no solo porque se publiquen en un manuscrito en bioRxiv que aún no ha superado la revisión por pares. La idea de que la mutación D614G incrementa la infectividad del coronavirus lleva rondando entre los expertos desde mediados de marzo. Como sabes, la proteína S se escinde en dos (llamadas S1 y S2) tras la unión al receptor ACE2; el residuo 614 se encuentra al principio de la parte terminal de la proteína S1, que finaliza en el residuo 685.
Un artículo de investigadores indios (Laha
et al.) sugiere que favorece la conformación abierta de la proteína S (recuerda que esta proteína tiene dos configuraciones, llamadas abierta y cerrada, y que solo la primera se une al receptor ACE2); sin embargo, el nuevo artículo observa una unión más débil. También se ha sugerido (Korber
et al.) que esta mutación dificulta que el sistema inmunitario produzca anticuerpos neutralizantes (afecta a la adquisición de memoria por parte de las células B); pero el nuevo artículo también descarta esta posibilidad en estudios con plasma de pacientes. Sin una explicación estructural convincente, la hipótesis de la mayor infectividad de la nueva cepa deber ser puesta en cuarentena hasta que futuros estudios la encuentren.
El artículo es Lizhou Zhang, Cody B Jackson, …, Hyeryunc Choe, «The D614G mutation in the SARS-CoV-2 spike protein reduces S1 shedding and increases infectivity,» bioRxiv preprint (12 Jun 2020), doi:
https://doi.org/10.1101/2020.06.12.148726 (por su impacto en redes tiene toda la pinta de que será aceptado en
Nature); también he citado a Sayantan Laha, Joyeeta Chakraborty, …, Raghunath Chatterjee, «Characterizations of SARS-CoV-2 mutational profile, spike protein stability and viral transmission,» bioRxiv, 04 May 2020, doi:
https://doi.org/10.1101/2020.05.03.066266, y a B. Korber, W. M. Fischer, …, D. C. Montefiori, «Spike mutation pipeline reveals the emergence of a more transmissible form of SARS-CoV-2,» bioRxiv, 05 May 2020, doi:
https://doi.org/10.1101/2020.04.29.069054.
† Palabras de Andrea Ammon, directora del ECDC (Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades), en la entrevista que le realizó Irene Hernández Velasco, ««El virus sigue ahí, esto no ha terminado»», Salud, El Mundo, 13 jun 2020, pág. 20 [
web].
[PS 19 jun 2020] Recomiendo el artículo de Ayal B. Gussow, Noam Auslander, …, Eugene V. Koonin, «Genomic determinants of pathogenicity in SARS-CoV-2 and other human coronaviruses,» PNAS (10 Jun 2020), doi:
https://doi.org/10.1073/pnas.2008176117, bioRxiv (08 Jun 2020), doi: oi:
https://doi.org/10.1101/2020.04.05.026450. [/PS]
La epidemiología molecular permite trazar la fecha probable de la aparición de una mutación. Esta figura de la web
NextStrain nos muestra que la mutación D614G fue observada por primera vez en el genoma de una muestra de un paciente obtenida el 28 de enero 2020; además, se estima que apareció por primera vez alrededor del día 20 de enero de 2020 (el intervalo de confianza al 95% C.L. está entre el 29 de diciembre de 2019 y el 22 de enero de 2020). La mutación del aminóacido D614G corresponde a la mutación del nucleótido A23403G (una adenina que muta a una guanina). Como puedes observar hay 1830 genomas mutados entre los 2730 en NextStrain, es decir, un 67% en esta base de datos. En el manuscrito en bioRxiv se redondea hacia arriba a un 70%, como puedes ver en la figura que abre esta entrada.
Como puedes imaginar, siendo la segunda mutación con mayor entropía (0.632) —la mutación con mayor entropía está en el codón 314 de la poliproteína ORF1b— la mutación D614G ha atraído la atención de muchos investigadores. Por ello se han publicado muchos artículos desde principios de mayo tratando de dilucidar su posible papel en la infectividad del coronavirus. Permíteme que te destaque dos de ellos (uno a favor del nuevo trabajo y otro en contra).
El artículo de Chandrika Bhattacharyya, Chitrarpita Das, …, Nidhan K. Biswas, «Global Spread of SARS-CoV-2 Subtype with Spike Protein Mutation D614G is Shaped by Human Genomic Variations that Regulate Expression of TMPRSS2 and MX1 Genes,» bioRxiv (05 May 2020), doi:
https://doi.org/10.1101/2020.05.04.075911, incluye esta preciosa ilustración. La mutación D614G permitiría un nuevo sitio de escisión S1/S2 mediado por la elastasa (una serina proteasa) cercano al punto de escisión S1/S2 convencional mediado por la TMPRSS2; así el coronavirus tendría una segunda vía para la fusión de su membrana con la de la célula huésped.
Además, hay una mutación en la proteína TMPRSS2 (SNP rs35074065, que corresponde al borrado o deleción de un nucleótido) que es raro entre los asiáticos, pero es común entre los europeos y norteamericanos. Dicha mutación en TMPRSS2 interfiere con la unión de un factor de transcripción represor (IRF2), sin penalizar la de uno activador (IRF1); este mecanismo podría explicar la mayor infectividad, la mayor inflamación y el mayor daño en el tejido infectado. Por desgracia, no me consta que dichas conclusiones hayan sido confirmadas por estudios posteriores.