Buscando a Mente Enferma, el polémico ídolo emo de Fotolog que se perdió en la selva valdiviana
Un día antes de desaparecer, Sebastián Ignacio Álvarez Bernales publicó varios posteos en redes sociales, los que tal vez contengan alguna pista sobre su actual paradero. O bien, expliquen los motivos tras su desaparición hace casi seis años.
En Instagram, Mente Enferma colgó una foto con la vista desde el balcón de su casa hacia la playa, en la que aparece escrito sobre la arena un coqueto mensaje dedicado a su novio.
En Twitter, en tanto, habló de cuánto amaba la canción “Blood honey” de Marilyn Manson y colgó la foto de un atardecer marino:
—Ahora estás atada, te encanta —dice su letra.
La tarde del 28 de septiembre de 2017, Álvarez quiso despedirse de uno de sus seres más queridos. Antes de que su celular dejara de emitir señales, e incluso antes de que la PDI publicara anuncios con su rostro y la leyenda “persona extraviada”, Sebastián le envió un mensaje de WhatsApp a su hermana María José y apagó el dispositivo.
—El mensaje era largo, pero lo que más me quedó grabado hasta el día de hoy es que si mi hijo preguntaba por él, yo le contara las cosas buenas y no lo malo —revela María José a La Tercera—, me dijo que ahora sí lo iba a lograr…
Sebastián, de entonces 34 años, se dirigió con su perra Violet hasta el espeso bosque de Curiñanco, donde los olivillos miran al mar en la Región de Los Ríos.
—...esta vez sí se iba a suicidar.
Desde ese día su pista se perdió para siempre y nunca más sus cercanos han vuelto a verlo o contactarlo.
¿Dónde está Mente Enferma?
La noche del 27 de septiembre de 2017, Sebastián apareció en la casa de Fabiola. Llegó en muy mal estado emocional y le dijo que estaba cansado de vivir con Michael, que había pensado varias veces en matarse pero que era cobarde y no se atrevía a hacerlo.
—Estaba cansado de las peleas y las adicciones de Michael —dice Fabiola.
Ella y su pareja consolaron a Sebastián. Le hicieron una sesión de reiki y sonoterapia para que se calmara, pero nada parecía ayudarlo. Hasta le ofrecieron que se fuera a vivir con ellos por un tiempo para que se alejara del estadounidense, a lo que Sebastián se negó, porque decía los ensuciaría con su negatividad.
—Cuando se fue me dio un abrazo, me dijo que agradecía todo lo que yo había hecho por él y que sentía que se venía algo grande, intenso. Fue como una despedida.
Al día siguiente, en la tarde, Sebastián le escribió por WhatsApp a su hermana y a Fabiola. A las dos les dijo que no quería seguir viviendo. Apenas leyeron los preocupantes mensajes, las mujeres llamaron a Sebastián. Pero para ese momento él ya había apagado el móvil.
Según la versión de Rowe, Sebastián salió de la cabaña que ambos compartían con rumbo al bosque de Curiñanco. Se llevó lo puesto y una mochila. Violet, la mascota que compartían, lo siguió.
Rowe no lo buscó, porque dijo que escapar era una conducta habitual en Sebastián cada vez que discutían.
Con los mensajes de su hermano reverberando en la cabeza, María José fue la primera en comenzar a buscar a Sebastián. Preocupada, le escribió por correo electrónico a Rowe, porque no tenía su contacto. Tuvieron que pasar varios emails para que el estadounidense le respondiera con enojo.
—Me dijo que “tu hermano es un asesino, mató a mi perro”. Yo no entendía y le decía “pero de qué estás hablando, te estoy preguntando por Sebastián”. A él solo le importaba que supuestamente Sebastián se había llevado al perro —cuenta a
La Tercera María José.
Después, él le escribió que la perra había vuelto, pero Sebastián no.
La hermana de Mente Enferma enfrentó al ex marine y lo obligó a dejar una denuncia por presunta desgracia ante la PDI de Valdivia. Así fue como Rowe llegó hasta la Brigada de Homicidios, pero ocho días después de la última vez que vio a Sebastián.
En casi seis años, los intentos por esclarecer lo que ocurrió con Mente Enferma han sido desalentadores. Aunque la PDI y la Armada buscaron y peinaron los alrededores de Curiñanco, cerca de la desembocadura del río Valdivia, no consiguieron ninguna pista o indicio.
De lo que sí hay una certeza es que Sebastián se habría llevado consigo su celular el día de su extravío, y tras la triangulación realizada, se identificó que el último lugar en que estuvo el dispositivo fue en un acantilado, al final de un parque en Curiñanco. Eso impidió que la Armada pudiera explorar las aguas de ese sitio.
Además de esas búsquedas iniciales, María José dice que en estos años la investigación no ha avanzado prácticamente en nada. Por sus insistencias, recién el año pasado la Fiscalía comenzó a contactar al círculo cercano que Sebastián tuvo en la localidad costera.
Si bien Rowe colaboró con su testimonio a las policías en su momento, la familia de Sebastián desconfió de él desde un principio por su nula preocupación por el estilista en los primeros momentos, los más vitales para hallar a una persona desaparecida con vida.
Según fuentes a las que
La Tercera tuvo acceso, hasta fines del 2022 el ex marine Rowe seguía viviendo en Curiñanco.
Por más que lo ha intentado varias veces, la hermana de Sebastián no ha podido visitar el lugar donde desapareció. Solo puede llegar hasta Niebla, y ahí, comienza a experimentar ataques de angustia. Eso la ha frenado de acudir al último lugar en que su hermano fue visto.
Cecilia, su madre, decidió cerrar el capítulo. Hace un par de años viajó hasta Curiñanco junto a familiares e hicieron una ceremonia para despedir a Sebastián.
—Para ellos mi hermano no está, yo soy la única que todavía está pidiendo explicaciones. También pienso que él no sigue vivo porque han pasado muchos años y no es posible que haya desaparecido tanto, pero aún sigo insistiendo para que hagan algo— dice María José.
Pareja de un ex marine, ícono de Fotolog y probablemente el primer influencer cuando aún nadie comprendía el alcance de esa palabra. Sebastián Álvarez, mejor conocido como Mente Enferma o ssiiaabb, el nombre con el que hizo estallar varias polémicas por sus controversiales declaraciones, lleva...
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