La Agenda 2030 de Desarrollo Sustentable propuesta por la ONU y que entró en vigor en el 2016, afirma explícitamente que es un programa concreto para aplicar y coordinar los resultados de las grandes conferencias y cumbres de las Naciones Unidas.
- Primero , para entender la gravedad de esto es necesario conocer el objetivo de dichos encuentros:
-Para alterar la imagen de la familia y alentar la homosexualidad (Dacca 1964).
-Controlar la natalidad e impulsar el aborto (Bucarest 1974).
-Promulgar los derechos sexuales y reproductivos (aborto) y la igualdad de género (Cairo 1994).
-Promocionar la ideología de género (Pekín 1995).
-La nueva ética y moral atea de la Carta de la Tierra (1993)
-La “nueva ética universal de vida sostenible” de la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro 1992), que llamaba a disminuir la población pobre por el control de la natalidad, ya que este grupo era el que más sufría. Como esto último suena políticamente incorrecto, la Agenda 2030 cambió de argumento: “la amenaza que plantean el cambio climático y la degradación del medio ambiente” es ahora la razón para plantear el control de la natalidad de los pobres, ya que son los que más sufrirán con estos supuestos cambios.
La Agenda 2030, entonces, es un documento práctico para implementar estos objetivos a nivel mundial y que de fondo contienen el ideal globalista de un único gobierno mundial, una ética global y una única justicia, donde las dependencias de la ONU funcionen como ministerios globales, una nueva normalidad en la que “serás pobre, pero serás feliz”, según el anuncio del “Gran Reseteo” del Foro Económico Mundial.
- En segundo lugar, el concepto de “desarrollo sustentable” no solo es puramente económico y materialista, sino que pone al mundo como algo absoluto y el ser humano como algo secundario. Como ya lo denunciaba Sanahuja, el ser humano deja de ser el criterio central, pasa a ser parte de un todo, en cuyo lugar supremo se encuentra el medio ambiente. Bajo este pretexto, como veremos, es que se puede argumentar la necesidad del aborto y reducción de la población, ya que el todo (el medio ambiente) es más importante que las partes (los seres humanos). De hecho, aunque la 2030 prometa “lograr progresivamente y mantener el crecimiento de los ingresos del 40 % más pobre de la población a una tasa superior a la media nacional”, la misma OMS ha aclarado que es la disminución de la población lo que “contribuye directamente para la difusión global de un rápido crecimiento económico”. Esta gran mentira es fácil de desmontar: por ejemplo , si la disminución de la población es correlativa al crecimiento económico,¿por qué Canadá y países de Europa están alarmadísimos por el colapso económico y social que se sigue de las políticas antinatalistas y están desarrollando planes de inmigración masiva para compensar y no colapsar económicamente? Canadá, de hecho, para poder simplemente sostenerse económicamente, necesita del ingreso de más de 1.000.000 de inmigrantes por año para poder no solo sostener la economía que igualmente va en caída, sino incluso para poder mantener abiertas las escuelas y universidades. Además, el planteo de la ONU es contradicho por la misma Agenda 2030 cuando menciona “la positiva contribución de los migrantes al crecimiento inclusivo v al desarrollo sostenible” y se propone “facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas ?. Da a pensar que lo que realmente buscan es disminuir la población en países menos desarrollados y fomentar la inmigración a países desarrollados para poder sostener el nivel económico que de otra manera colapsaría para el 2030
- En tercer lugar, la Agenda 2030 considera problemas reales del mundo contemporáneo, pero los reduce a una cuestión meramente material: “la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, es el mayor desafío a que se enfrenta el mundo”, y en consecuencia ofrece una solución puramente materialista: “la erradicación de la pobreza es requisito indispensable para el desarrollo sostenible”.Esto es falso por dos motivos. Primero, porque el problema central de nuestra sociedad es principalmente un problema cultural y moral, y todo otro problema social se deriva de esto. Pero la a Agenda 2030 jamás hace referencia a una cuestión moral o cultural. Hasta la misma crisis ecológica es un problema moral, manifestado en el desprecio por la vida humana y la destrucción del medio ambiente.En segundo lugar, erradicar la pobreza no trae como consecuencia directa el bienestar total del ser humano. En Canadá y países nórdicos se ha logrado erradicar la pobreza, al menos en comparación con el pobre de otras regiones. Sin embargo, los problemas más grandes que aquejan al ser humano se han profundizado aún más en estas sociedades: los niveles de depresión, drogadicción y suicidios son altísimos. La Agenda 2030 plantea una falsa solución por el simple hecho de equivocarse en el problema central que aqueja al ser humano hoy, el cual es un problema eminentemente moral: el ser humano ha perdido el rumbo porque se olvidó de la dirección a la cual se debe dirigir con todo su ser y sus obras. Pero hay algo más grave. Si uno lee con atención todos los documentos de la ONU de las últimas décadas, el término “erradicar la pobreza” está íntimamente relacionado a la anticoncepción y el aborto, como ya lo demostró Sanahuja. Es decir, la pobreza se acaba cuando los pobres no tienen hijos.
- En cuarto lugar, encajando perfectamente con la revolución cultural actual, la Agenda 2030 desplaza sin decirlo a la moral cristiana y la reemplaza por una nueva conciencia ecológica, fundamento de la nueva ética universal ya anunciada en la Carta de la Tierra. El criterio moral pasa a ser no el bien de la persona humana, sino el “racionalismo ecológico” manifestado en “una gestión ecológicamente racional” y “tecnologías ecológicamente racionales”. Por eso es inentendible y contradictorio que líderes religiosos abracen esta Agenda cuando es profundamente atea, anticristiana y antihumana.
- En quinto lugar, la 2030 busca “la paz universal dentro de un concepto más amplio de la libertad”.Es decir, bajo el pretexto de la paz, debemos“ampliar” la libertad humana, lo que en este contexto significa eliminar todo obstáculo de limitación moral a la sexualidad humana y la manifestación de distintas identidades de género. Cómo se seguirá la paz de este “concepto más amplio” es inexplicable e incluso imposible, ya que la liberación sexual desata de hecho los instintos agresivos del ser humano.
- En sexto lugar, la Agenda 2030 está plagada de lenguaje dogmático e ideológico a lo largo del texto y que evita definir en cuanto a la significación: “igualdad entre los géneros”, “empoderamiento de todas las mujeres y niñas”, “combatir las desigualdades”, “construir sociedades inclusivas”, “prosperidad compartida”, “un mundo equitativo, tolerante, abierto y socialmente inclusivo” “inclusión financiera”, “salud sexual y reproductiva”. Estas frases no son más que muletillas para significar como derechos cualquier elemento de la agenda progresista (aborto, ideología de género, etc.) y que buscan principalmente la aceptación del oyente o lector porque ¿cómo estar en contra de “derechos”?
Hasta la palabra “familia” significa algo muy distinto al concepto tradicional de unión estable entre el varón y la mujer. Es de importancia para nuestro tema la mención que hace la Agenda 2030 acerca de los “derechos reproductivos” (que significan “derecho” al aborto) y de los “derechos sexuales” (el libre ejercicio de la sexualidad, uniones del mismo sexo, adopciones homoparentales, fecundación artificial, alquiler de vientres). La gran falacia de la Agenda 2030 es que “no es posible realizar todo el potencial humano y alcanzar el desarrollo sostenible si se sigue negando a la mitad de la humanidad el pleno disfrute de sus derechos humanos y sus oportunidades”.
Pero recordemos nuevamente que por “derechos humanos” se refiere al aborto y la ideología de género. Por eso la insistencia en que “la incorporación sistemática de una perspectiva de género en la implementación de la Agenda es crucial.” Ya lo decían los ideólogos del aborto allá por 1970: el embarazo es el factor más grande de “desigualdad” entre la mujer y el hombre, por lo que el aborto es un derecho para lograr la mentada “igualdad de género”. Por eso, afirma el documento, “nos comprometemos a garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva”, es decir, el aborto es un objetivo prioritario de la Agenda 2030. Es más, el aborto también presentado como control eugenésico de la población, ya que las enfermedades congénitas no transmisibles “constituyen un grave impedimento para el desarrollo sostenible”. ¿Por qué considerar a las personas que no producen como un obstáculo?
- En séptimo lugar, es una propuesta ideológica, porque no tiene en cuenta la gran complejidad de culturas, situaciones concretas, historia, diferencias personales, y pretende dar una solución simplista y única para “mejorar” en un plazo cortísimo la vida de toda persona e imponiendo un pensamiento único (notar el carácter global de la ESI y el Programa de Educación Global de la Fundación Gates). Al no ser un programa centrado en la realidad de la persona humana, termina convirtiéndose en un proyecto ideológico totalizante que demanda fidelidad total y condena al repudio social y mediático a quien no abrace la agenda: “Los nuevos Objetivos guiarán las decisiones que adoptemos durante los próximos 15 años”, y son “de alcance mundial y de aplicación universal”.Por eso, la promesa de que dicha implementación tenga “en cuenta las diferentes realidades, capacidades y niveles de desarrollo de cada país y respetando sus políticas y prioridades nacionales” suena más a engaño de vendedor que a intención real, especialmente cuando insta a promocionar la “ciudadanía mundial”.Y, como proponía Kissinger en su infame Memorandum 200 sobre las políticas de control de la natalidad llevadas a cabo por los mismos ciudadanos del país a través de la política, la Agenda 2030 continúa con dicha perspectiva: “cada país es el principal responsable de su propio desarrollo económico y social”. Pero en definitiva, ya no hay soberanía, sino que se apunta a “la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza mundial”.
- Por último, la Agenda 2030 es el martillazo final para imponer un plan de reingeniería social a nivel mundial y al servicio de la agenda progresista, clave para entender el proyecto globalista actual y que se intensificó a partir del año 2020 bajo la propuesta del Gran Reseteo” del Foro Económico Mundial. Se nos habla de un capitalismo “inclusivo” cuando en realidad se busca el control total de los recursos naturales para el uso y provecho de una minoría selecta y eliminando a los que no entran en el plan de “sustentabilidad”. Además, dicho proyecto de “desarrollo sustentable” exige la “la movilización de recursos financieros”, por lo que “la financiación pública, tanto a nivel nacional como internacional, será vital”. Es decir, esta Agenda 2030 está evidentemente al servicio de la oligarquía financiera internacional que, bajo el lema de “capitalismo inclusivo”, no hace más que devorar aún más a los países en su paso arrollador y de extracción de recursos naturales. Los grandes fondos de inversión están más que exultantes con dicho plan, especialmente cuando sea el Estado el que les pida préstamos impagables a tasas exorbitantes para poder subvencionar los proyectos que recaerán en compañías que pertenecen a los mismos fondos de inversión. Negocio doble.
La paradoja de todo esto es que, si la explotación de los recursos naturales ha provocado una “crisis ecológica”, dicha explotación es fruto de una ideología materialista que ve al mundo como algo mecánico (Descartes y Bacon) que debe ser dominado por la técnica y obedeciendo la voluntad ciega del hombre y que no debe ser restringida por ningún código moral. Es decir, la Agenda, 2030 paradójicamente propone como solución al problema que plantea una ideología que surge del interior de la misma ideología que causó el problema en primer lugar. Es un problema circular, es como combatir el nazismo con más nazismo. Y por eso, creemos, dicha Agenda está destinada al fracaso, por más que apocalípticamente quieran hacernos creer que somos “la última generación que todavía tenga posibilidades de salvar el planeta”.