Vas a terminar triste, solo y abandonado, viviendo en una casa fea, con un perro feo que te ladrará todas las mañanas al verte salir a a la calle con dirección a ningún lugar, pensando en por qué no le pusiste atención a aquel pobre pelmazo que te pidió ayuda cuando lo necesitó. Te sentirás desdichado, pero no habrá nadie a quien recurrir. Y entonces volverás a lo que llamas hogar, te recostarás y llorarás por estar triste, solo y abandonado, viviendo en una casa fea, con un perro feo, mientras todos a quienes jamás prestaste siquiera un poco de atención viven una vida feliz, plena, y llena éxitos. Entonces querrás dormir, porque dormir alivia tu dolor, pero no podrás, y el insomnio, esa y todas las noches, te hará su presa.
