Ayer en el Metro me miraron un buen rato, practicamente todo mi trayecto. El carro iba relativamente desocupado (cada uno tenía su metro cuadrado) y la chimbiroca quedó justo frente a este servidor. Me vió llegar a la ubicación y guardó el teléfono. En ese momento dije "Tate, me encontró pinta de punga". El asunto es que después me empezó a mirar con más dedicación y se dió a la tarea de acicalar su cabellera repetidamente. Tenía buen ver la fémina: chilena, piel bronceada, deportista, alta, pero más baja que yo, unos 30-35 años, en resumen.. un manjar, aunque se sabe que linda y soltera a los 30 implica locura de patio.
No hubiese ido a una entrevista, hago la jugada correspondiente tentando a la suerte. Total, qué es la vida sin riesgos de funa o llamados al número antiacoso de Metro.
Al bajar recordé este tema y me puse como misión venir a repartir mi mitómana experiencia.