El problema de fondo no es sólo si tienen relaciones sexuales. El problema es también dónde y cuándo las tienen y las pastillas que toman después. Tuve que conversar intensamente con mi hijo, porque el huevón estaba convencido de que por el sólo hecho de andar con condones podían hacer lo que quisieran. Entonces se andaban encerrando con la polola en los baños o en las piezas de las casas de sus amigos cuando tenían carrete sin los viejos. También se buscaban "rinconcitos" cuando los carretes eran en lugares más abiertos, como el colegio o centros de eventos. Le planteé que, en mi opinión, esas situaciones los exponen mucho, sobre todo a la niña. Puede salir un lote de weones curaos y la viola. O los pueden pillar y pasar la tremenda vergüenza.
Problema aparte fue el de la pildorita. Por andar "tirando furtivamente" se les rompió el condón (con el roce entre a ropa) y quedaron los dos con histeria. Mi hijo tiene la cueva de que mi hermano menor, que es muy cercano con él, es médico, así que fue a pedirle una receta para la píldora del día después. El mata de bolas de mi hermano se cagó de la risa, le dio el papelito y le pasó plata, pero no se preocupó de verificar si la niña tomaba otros medicamentos. La niña estaba tomando unos antidepresivos y ritalín. Con la pildorita, a la niña le subió la presión arterial por las nubes, así que tuvieron que ir dónde mi hermano de nuevo y ahí mi hermano me llamó pa contarme la cagada que había dejado.
Después del susto y la retada, fue la niña la que puso los límites y, ahora, muy a lo lejos, mi hijo me pide que le "preste la casa" una tardecita de sábado para poder estar con su polola, porque ya no andan weviando en cualquier parte cómo antes.
Pero de que siguen tirando... siguen tirando.
Sólo hay que preocuparse de que lo hagan de manera segura, en todos los aspectos posibles.