El punto es que la mujer chilena promedio es tan enrollada, cuática, bipolar, maniática y alzada de raja, etc, etc, etc, que es una verdadera paja tenerla incluso solo para la cama. Tengo varias amigas que están solteras (de entre 25 y 40 años), físicamente son muy atractivas, tienen trabajo estable y varias no tienen hijos, pero nadie las soporta, excepto los amigos babosos que les suben el ego.
No se trata de cojones. Un hombre inteligente y que tenga las cosas claras en la vida no andará en un caballo, galopando bajo la lluvia y con la espada en alto dirigiéndose hacia la torre para conquistar a su princesa. Muchas confunden "cojones" y/o "ser jugado" con un hombre baboso que se dedique a satisfacer los caprichos de la mujer en la etapa de conquista, solo para que la historia termine mucho tiempo después con un "te quiero como amigo". Y en ese preciso instante aparecerá un tipo penca en todo sentido, la conquistará siendo un chuchesumadre de marca mayor y la mujer llorará desconsolada diciendo "¿Por qué no hay hombres buenos?".
Todo parte en la primera salida, donde la mujer espera que el tipo pague todo y que además la vaya a buscar y dejar en auto. ¡Ahí está todo mal! Si los dos trabajan y ambos quieren disfrutar un momento agradable, que los gastos sean compartidos. El 99% de los hombres mayores de 25 que valen la pena (entiéndase tipos derechos) te dirá que está chato de las mujeres y no le interesa perder el tiempo con una, a menos que sea realmente espectacular.
¿Y cuál sería la diferencia entre una puta y una mujer común y corriente que uno conoció en un pub, que nunca se ha cuidado, le gusta el webeo y que sus pololos han sido mujeriegos? Técnicamente, meterse con ella es meterse con las mujeres del tipo mujeriego (y esas mujeres a su vez suelen ser bien maracas). Es un cálculo exponencial muy difíci de establecer. Una mujer chilena de 30 años con cuatro pololos (dos de ellos mujeriegos) y algunos touch and go, es el equivalente a acostarse con 150 personas. Ese cálculo lo hicieron en un laboratorio clínico donde trabajaba alguien con quien anduve y hasta el día de hoy siguen discutiendo que el número es aún mayor.
Ella todos los días tenía que notificar a pacientes con VIH. No eran gays, putas ni similares. Eran chilenos/as como tú o yo, nuestros padres, hermanos, familiares, amigos, vecinos o compañeros de trabajo. De ella rescato su consejo; antes de meterse con alguien hay que pedir examen de VIH. La conciencia de las personas es cero porque todos piensan que a uno no le va a pasar solo porque la pareja se ve bien vestida y es educada.