Para Gikary:
Bueno primero que todo me sorprende mucho tu respuesta.-
Creo que esta vez debere ser lo mas explicito posible...no voy a seguir por la senda del ocultimo mason, ni siquiera por su poderio mundial, influencia mundial, oculta a todos nosotros...sino que respondan ellos mismos a nuestras sospechas.
lee pacientemente este fragmentos:
" Homo est Deus" (El hombre es Dios).-
Adam Weishaupt fundó los Illuminati de Baviera el 1 de mayo de 1776, con la aspiración de transmitir una iniciación y de lograr un mundo mejor. A pesar de que los Illuminati de Baviera se extendieron por Europa y afiliaron a hombres de gran prestigio (Goethe, Herder…), Weishaupt, perseguido por los conservadores de su tiempo, tuvo que huir de Baviera en 1785, para observar cómo los Illuminati eran exterminados y su obra no cumplía sus objetivos. Murió en el exilio un 18 de noviembre de 1830.
No obstante, el Rito de los Iluminados de Baviera de trece grados de iniciación y su filosofía de acción influyeron en décadas posteriores en órdenes de la Tradición Occidental y, además, en el socialismo, el comunismo y el anarquismo, como incluso reconoce el ilustre historiador del anarquismo Max Nettlau.
Gabriel López de Rojas fundó Orden Illuminati en Barcelona (España) en la primavera de 1995, es decir, doscientos diecinueve años después de la fundación de los Illuminati bávaros. Y, de igual forma que Weishaupt, tuvo como aspiración transmitir una iniciación y lograr un mundo mejor. Aunque desde la fecha de la fundación los ataques de sus enemigos (conservadores, nazis, integristas...) no han cesado,
la Orden Illuminati se encuentra hoy en más de veinticinco países, transmitiendo a cientos de interesados una iniciación que elimina “cadenas” esclavistas, permite descubrir la verdadera grandeza de uno mismo y entrega las herramientas para transformarse uno y transformar el medio, es decir, el mundo.
Su Sistema de iniciación se denomina Rojismo y se estructura en dos órdenes (la Orden Illuminati y la Societas OTO) y en los dos Ritos de ambas: el Rito Operativo de los Iluminados de Baviera de la Orden Illuminati y el Rito Operativo de Memphis-Misraïm de la Societas OTO.
La Orden Illuminati y el Rojismo dan importancia a pilares fundamentales de la iniciación como el deseo verdadero, la voluntad, el despertar de la consciencia del hombre “dormido”, el respeto hacia los ciclos y el orden, la coherencia; a vías tradicionales de iniciación (yoga, tantra, cábala, simbolismo, alquimia); y a la transformación del iniciado por medio del trabajo operativo en la propia divinidad, en el andrógino divino, en el andrógino alquímico, siempre buscando que éste proyecte en lo externo su evolución interna.
En la Orden Illuminati y el Rojismo, también es importante la figura del dios de la Luz,
Baphomet. Sobre él, se debe tener una idea básica: sólo con Baphomet la iniciación es completa. Con los dioses esclavistas, sus “grilletes”, etc., el trabajo iniciático está “castrado” y la iniciación completa no es posible.
La Filosofía Rojista corona la Orden Illuminati y el Rojismo, con su mensaje igualitario y libertario, siendo la filosofía de la acción y de la postmodernidad que reformula el socialismo y convierte a la Orden Illuminati y al Rojismo en postmodernos. En última instancia, la psicología científica también es la herramienta que permite comprender la evolución gradual para los iniciados de alto grado.
En la Orden Illuminati y en el Rojismo, el iniciado evoluciona desde el idealismo esotérico e iniciático indemostrable hasta el materialismo, el rechazo absoluto de la existencia de dios, el ateismo, la razón atea, la ciencia, el rigor...
La masonería, los rosacruces, los templarios... también parten del idealismo, pero, en contraposición a la Orden Illuminati y al Rojismo, permanecen en éste eternamente conduciendo a sus miembros a “cielos” ficticios y a la irrealidad más absoluta.
La Orden Illuminati y el Rojismo, no obstante, respetan la tradición masónica, rosacruz, templaria..., ya que en cierta forma la hacen suya en su iniciación y enseñanzas, pero, por contra, rechazan la gran mayoría de estructuras organizativas de los masones, los rosacruces, los templarios (órdenes, logias, Obediencias...), por considerarlas un idealismo esotérico e iniciático que tiene como punto final el tan mencionado “cielo” ficticio y la irrealidad más absoluta.
Dicho esto, cabe añadir que la Orden Iluminati admite en su seno a personas de todas las clases sociales, razas, culturas, religiones, con ánimo sincero de recibir una iniciación, de evolucionar en todos los niveles y de proyectar esa evolución en ese mundo mejor, en ese Nuevo Orden Mundial más justo y libre.
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"Hay un solo camino para salir del Abismo y llegar a Yahveh, a saber, ser iluminado por la Luz de Lucifer, quien es su precursor y reflejo. Pero ahí ya entramos en el terreno de los arquetipos, de las causas, del material para las creaciones mentales.
Éstos están vivos y muy activos en nuestro subconsciente e inconsciente. Igualmente lo están en el inconsciente colectivo propuesto por Jung. Por tal motivo, ellos actúan como las causas de todos nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, intuiciones; sea que estemos conscientes o no de eso, y lo hacen a través de todos los sistemas de conocimiento de nuestro Ser, físicos y metafísicos.
Por eso, en la cábala, ellos residen en el Abismo que separa la Triada Superior del resto de sephiroth. Están en el sitio donde se encuentra la sephirah oculta, Daath, que significa Conocimiento. Es aquí donde debe producirse el descenso de la Ley (Yahveh) y el descenso de la Luz (Lucifer), ambos necesarios para el hombre.
El Uno emite por una vía el orden estabilizador y, por otra vía, el Caos engendrador, que interactúan en el Cosmos y en el Ser.
Es necesario el Conocimiento y la comunión con los dos para pasar el Abismo y
alcanzar las etapas superiores de la iniciación, que, por cierto, ya no pertenecen a este orden material, sino a dimensiones superiores.
Es la Luz la que lleva al Conocimiento, pero este sólo puede conocerse a través de la Ley. La Ley la vivimos y está más allá de nuestro alcance, pero la Luz sí podemos al menos observarla y utilizarla. Ese es el misterio de Lucifer. Esta energía es la que nos permite llegar a conocer la Ley Universal, a través de los chispazos de iluminación que nos dan atisbos de ella. Por tanto, experimentamos a Lucifer en esos instantes en que tenemos dichos atisbos de Luz, es decir, cuando nos arrebata alguna iluminación.
Lucifer es Iluminación Interior.
Finalmente y a mi modo de ver, estas son las fuerzas que marcan el sendero de la
iniciación:
Satán -> Yahveh -> Baphomet -> Cristo -> Lucifer ->Yahveh -> El Absoluto.
Satán nos permite sentir la materialidad completa en que vivimos. Yahveh nos muestra que el apego a la materialidad implica sufrimiento por la aplicación de la Ley. Baphomet nos provee los elementos para trascender la Ley y buscar iluminación.
Cristo crucifica la Ley material sobre ley del Amor y nos abre a mundos trascendentes. Lucifer nos Ilumina con su Luz. Yahveh nos reúne en el andrógino celestial.
A la actuación de estas energías, conocemos como el Gran Arquitecto Del Universo. El G:.A:.D:.U:. es, a mi sentir, el constante flujo de descenso y ascenso a través de las 6 fuerzas genéricas y polares que actúan en los varios mundos de la manifestación universal."
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«La masonería tiene una tradición luciferina», dice el Gran Maestre de la «Orden Illuminati»
Robert Ambelain, alto grado de varios ritos y toda una autoridad masónica, confirma esta tesis
Gabriel López de Rojas, masón iniciado en 1992, que en la actualidad posee todos los grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Gran Maestre y fundador de la organización paramasónica «Orden Illuminati» y autor de varios libros de masonería y sociedades secretas como la «Guía Internacional de las Sociedades Secretas» (Ediciones G,1998) o «Masonería: historia, ritos y misterios» (Ediciones G, 2002) ha explicado a LA RAZÓN que «uno de los misterios más profundos de los ritos masónicos, la leyenda de Hiram Abiff, desvela la tradición luciferina de la masonería».
«La leyenda masónica de Hiram Abiff, asociada al tercer grado masónico - Maestro - , e incorporada a la masonería especulativa entre 1720 y 1723, es claramente luciferina», explica Gabriel López de Rojas.
La masonería asocia de forma mítica sus orígenes a una leyenda situada durante la construcción del Templo de Salomón por Hiram Abiff (también Abív o Abif), un fundidor de Tiro e hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, que dividió a sus obreros en aprendices, compañeros y maestros. Cada grado poseyó un santo y seña que guardaban en secreto. Hiram fue asesinado por unos compañeros que intentaban conocer la palabra secreta, y los instrumentos que sirvieron para asesinarlo fueron el compás, la escuadra y un mazo, símbolos que presiden las Logias en la actualidad. El espíritu de Hiram se habría encarnado en el nuevo Maestro, del que recibirían su sabiduría todos los maestros masones, conocidos como los «hijos de la viuda» en relación a dicho fundidor de Tiro y cuya figura está muy presente en el ritual del grado tercero de la masonería.
«Luciferismo masónico»
El fundador de la Orden Illuminati comenta que la leyenda masónica «que aparece en la maestría masónica de Hiram Abiff, un fundidor que envió el Rey de Tiro a Salomón, y en quién moraba el espíritu de la sabiduría, el maestro masón por excelencia» explica «que a Hiram se le presentó en sueños Tubal Caín (que es además palabra de paso del Compañero en el rito Francés y del Maestro en el Escocés Antiguo y Aceptado), un antepasado suyo, que le transmitió la tradición luciferina». «Tubal Caín reveló a Hiram que éste era descendiente de Iblis o Samael, es decir, de Lucifer, que, según la leyenda masónica, copuló con Eva y era padre de Caín». López de Rojas también hace notar que la leyenda masónica indica que «la hermana de Tubalcaín era Naema, la madre de todos los demonios, porque procedía del lado de Caín».
Robert Ambelain, toda una autoridad entre los masones, con todos los grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, incluido el 33°; todos los grados del Rito Escocés Rectificado, incluidos los de la Orden Interior y todos los grados del Rito de Memphis-Misraïm, hasta el 95° incluido, entre otras muchas «credenciales» masónicas, explica en su libro «El secreto masónico» (Ed. Martínez-Roca) la leyenda de Hiram Abiff del mismo modo, asegura, antes de exponer su genealogía, que ésta «hará temblar a ciertos francmasones cándidos, que identifican a Hiram con Cristo» y habla de Iblis, el primer antepasado del fundidor, llamándolo «el Ángel Rebelde, el Tentador, el Ángel de la muerte». Añade además Ambelain que «de esta tradición extraña nació un hábito, el de denominar valle al lugar en que se reúnen ciertos altos grados de la masonería» y continúa afirmando que «en hebreo, la palabra se traduce por Gehenna, término que designa el plano infernal en la religión judía», entre otras «espeluznantes» explicaciones.
LA RAZÓN ha preguntado sobre la posible relación entre masonería y luciferismo contenida en la leyenda de Hiram Abiff a Ascensión Tejerina, Gran Maestra de la Gran Logia Simbólica Española (GLSE), quien ha expresado «sentirse sorprendida» por la pregunta y ha afirmado no tener «conocimiento alguno sobre ese tema», rechazando dicha relación e indicando que «para mí, la masonería es sobre todo una escuela de pensamiento y de reflexión ética». En la página web de la GLSE, sin embargo, aparece una bibliografía en la que se recomienda el «Diccionario de la Francmasonería» (Akal, 1997) con las siguientes palabras: «Pone a disposición del lector las claves para acercarse a la realidad interior de la Orden y descubrir los perfiles del camino iniciático». Su autor, Juan Carlos Daza, que, según se afirma en el libro, es o fue miembro del Gran Consejo Simbólico de la GLSE, recoge en dicho diccionario la leyenda de Hiram prácticamente exacta a como lo hacen Ambelain y López de Rojas. En la obra dice además que en el sentido alegórico de dicho relato se encuentra «el secreto más verdadero del grado de maestro masón». Prosigue diciendo que «la conexión gnóstica podemos constatarla en el Eblis (Lucifer), que no es satán, sino el Ángel caído de Venus ».
Este diario también ha consultado al Gran Maestro Provincial de Castilla de la Gran Logia de España - obediencia masónica más numerosa en afiliación de nuestro país - , Manuel Moreno, quien ha negado «categóricamente que la masonería tenga algo que ver con el concepto luciferino», explicando que la leyenda de Hiram Abiff, expuesta tal como hacen Robert Ambelain o López de Rojas, es una versión subjetiva y argumentando que «si esta relación fuese cierta, se habría mencionado así en las condenas papales».
¿Satán o el «dios de la Luz»?
López de Rojas, junto con otros muchos masones (como Juan Carlos Daza), insiste en no identificar al «dios de la Luz» de la masonería o la «Luz» masónica, con Satanás. En su opinión «esa identificación es producto del maniqueísmo de los Padres de la Iglesia católica». A esta objeción Ricardo de la Cierva, autor de «La masonería invisible», opone un texto masónico reconocido. El historiador se remite a uno de los autores masónicos más citados y respetados, Albert Pike. «Así - explica a LA RAZÓN - en su libro Morals and Dogma of the Ancient and Accepted Scottish Rite of Freemasonry , Pike dice textualmente: LUCIFER (en mayúsculas en el original), ¿el Portador de la Luz! ¿Extraño y misterioso nombre, dado al Espíritu de las tinieblas!». De la Cierva afirma que Pike «se refiere a lo que todo el mundo entiende por Lucifer, y para que no haya duda lo explica sobre la marcha: el Espíritu de las Tinieblas , es decir el Demonio, Satán, que a la vez es el Portador de la Luz, la Luz masónica que se conserva para los iniciados».
Fuente:
conoZe.com | «La masonería tiene una tradición luciferina», dice el Gran Maestre de la «Orden Illuminati»