Personalmente creo que las iglesias y el sacerdocio en general están de más. La relación con Dios en cada individuo es algo íntimo y personal y los templos de adoración deben ser centros de oración y de debatir y compartir ideas y delucidar la Voluntad de Dios, pero antes que social la religión es personal. La idea de intermediario entre el ser humano y la Divinidad es parte de una etapa de la religión que tarde o temprano se superará- y que sirvió en su momento histórico-, pero lo que también es cierto es que los cambios repentinos sólo traen desgracias y retrocesos - sobre todo en el terreno de la religión y teniendo en cuenta la estupidez humana - por lo que en vez de barrer las religiones y crear una religión nueva de ellas es preciso reformarlas hasta el grado de que sean capaces de brinder al individuo una orientación espiritual que estimule este concepto de la relación personal con Dios. O sea, falta mucho, porque es aplicar ideas que tarde o temprano que llevan a la propia autodestrucción de la Iglesia como intermediario y no como centro de búsqueda de la iluminación o la adoración a lo que es Divino.
El mismo dilema del estado guardando eso sí las enormes diferencias: necesitas políticos que quieran eliminar el estado o achicarlo para arreglar el problema del estado ineficiente y excesivo: un autoatentado. Y todo lo que existe se resiste a morir.
Con respecto a la homosexualidad y desde la perspectiva de la Divinidad desde mis creencias, da lo mismo: Dios sólo distingue entre dos tipos de criaturas de los mundo materiales habitados: si hacen o no su Voluntad. Lo otro es accidente temporal y por lo tanto finito que terminará por desaparecer y eso incluye el deseo sexual que responde a la configuración química de una "máquina biológica" que es el cuerpo humano.
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