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¿Ya habian puesto este bulo que están pregonando zurdos desde Alemania?
Dictadura cívico-militar utilizó a compañía pesquera para hacer desaparecer a prisioneros transformados en harina de pescado - ECOCEANOS
Llama la atención que, a pesar de haber existido sospechas del empleo de los grandes “cocedoras” (hornos) de la pesquera Arauco para hacer desaparecer cadáveres, nunca...www.ecoceanos.cl
HARINA DE PESCADO DE COMUNISTAS JAJAJAJA
Esta usando el mismo nivel de historias hueonas que en el holocuento jajajaja
Irónico que el sitio que publica la noticia se llame ecoceanos¿Ya habian puesto este bulo que están pregonando zurdos desde Alemania?
Dictadura cívico-militar utilizó a compañía pesquera para hacer desaparecer a prisioneros transformados en harina de pescado - ECOCEANOS
Llama la atención que, a pesar de haber existido sospechas del empleo de los grandes “cocedoras” (hornos) de la pesquera Arauco para hacer desaparecer cadáveres, nunca...www.ecoceanos.cl
HARINA DE PESCADO DE COMUNISTAS JAJAJAJA
Esta usando el mismo nivel de historias hueonas que en el holocuento jajajaja
aun no cierran esta mierda?
Ahora resulta que la cuarentena por la pandemia tambien trajo traumas de la dictadura ... eso ya es desesperación
Acá @NaturalK1ller un ejemplo sobre lo que preguntaste en el último tema que creaste.Hace 40 años, el hallazgo que hizo un campesino dio inicio a una de las causas más emblemáticas por delitos de derechos humanos perpetrados durante el régimen militar. El 30 de noviembre de 1978, Inocencio de los Ángeles, un hombre de tercera edad que se reconocía como ermitaño, encontró osamentas humanas al interior de los hornos de cal ubicados en el sector de Lonquén, al poniente de la Región Metropolitana.
Se trataba de los restos de 15 hombres fusilados el 7 de octubre de 1973, por ocho carabineros de la Tenencia de Isla de Maipo. Pese a que los hechos y las identidades tardarían años en ser acreditados, el descubrimiento marcó al régimen militar: en el país se estaban violando los derechos humanos y quienes estaban a cargo, en la mayoría de los casos, eran agentes del Estado.
Inocencio, denunció el hecho al sacerdote Gonzalo Aguirre, de la Vicaría de la Solidaridad, con quien confirmó in situ el hallazgo. El hecho impulsó la creación de una comisión que se encargaría después de relacionar los restos que halló el ermitaño con los 15 desaparecidos que había en el sector: Sergio Maureira Lillo (46) junto a sus hijos Sergio (27), José (26), Segundo (24) y Rodolfo (22); Carlos Hernández Flores (39) y sus hermanos Nelson (32) y Óscar (30), y Enrique Astudillo Álvarez (51) con sus dos hijos, Ramón (27) y Omar (19).
Los 15 nombres se transformaron en el primer eslabón de una causa que no vería su final sino hasta cuatro décadas después: el 26 de julio pasado, la ministra en visita de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes, ordenó a la Brigada de Derechos Humanos de la PDI detener a los exuniformados Félix Sagredo (82), Justo Romo (69), David Coliqueo (73), Juan Villegas (74) y Jacinto Torres (73). Todos ellos fueron condenados a 15 años de cárcel como responsables de los homicidios.
Pero ese día no ingresaron a la cárcel de Colina I todos los responsables. La muerte se adelantó para Manuel Muñoz, José Belmar y Lautaro Castro, o Marcelo, como se llamó desde el año 2000, luego de cambiar su nombre ante el Registro Civil. Castro, que falleció el 9 de diciembre de 2017 en el Hospital de Dipreca mientras cumplía condena por otros crímenes de derechos humanos, ocupaba el cargo de subteniente y fue el jefe de unidad que ordenó los fusilamientos. Su muerte, según confidenció el resto de los involucrados, se llevaría sus libertades. Siempre tuvieron la esperanza de que Castro asumiera toda la responsabilidad y los absolviera.
Las muertes
Isla de Maipo es una localidad rural de 36 mil habitantes, según el Censo de 2017. En 1973, detallan sus habitantes más antiguos, vivía mucho menos gente, hasta el punto en que todos se conocían. La tenencia de Carabineros a cargo del lugar no contaba con más de 10 efectivos.
A eso de las 22 horas del 7 de octubre del 73, el grupo de policías, armados con sus fusiles Sig, ingresó al Fundo Naguayán para detener a gran parte de los integrantes de las familias Maureira, Hernández y Astudillo, quienes habitaban y trabajaban en el predio. Les informaron que serían trasladados hasta la sede policial. La versión que les dieron es que estaban siendo requeridos para hacerles consultas. No había de qué preocuparse, pues serían liberados.
La investigación judicial nunca indagó los motivos de la detención, aunque entre familiares y habitantes de la zona se insiste en que las víctimas fueron denunciadas por los dueños del fundo, con quienes mantenían diferencias desde el periodo de la Unidad Popular (1970-1973).
El fin del caso Hornos de Lonquén - La Tercera
A 40 años del hallazgo de osamentas en una mina de cal, la Brigada de Derechos Humanos de la PDI detuvo a los cinco condenados por esta indagatoria. La diligencia significó el cierre definitivo de la causa.www.latercera.com