Me imagino porque a Karadima lo condenaron por abusos sexuales reiterados, y a Barros no lo acusan de lo mismo, sumado a que no ha aceptado el testimonio de quien lo acusa de encubrimiento alegando inocencia, suponiendo que efectivamente así cayó Karadima aceptando las denuncias y testimonios sin más pruebas. Desconozco si a Barros lo han o están investigado formalmente por la iglesia y la justicia.
Independiente de cómo haya sido, y entendiendo que lo más probable es que haya sabido Barros de todo, lo único que se tiene al parecer es un testimonio de uno de los abusados por un delito ya prescrito y eso no es suficiente para que se tomen acciones directas en tu contra desde lo legal o desde la institución.
La sociedad civil y los fieles a la iglesia están en su derecho de juzgar al hueón, pero eso no es justicia, y si la iglesia lo bajara por hacer un gesto con la comunidad y se quede tranquila, termina confirmando la culpabilidad sin fundamento. Ahí es cuando encuentro que el papa tiene razón en su postura; en primer lugar (sacandose el pillo con el dogma) quien lo va a juzgar si está mintiendo es Dios, y en segundo lugar la iglesia no va a tomar decisiones que podrían condenar a un inocente si no hay ninguna prueba concreta más allá de tu palabra contra la mía.
Por eso hago la comparación de los delitos sexuales con inclinación feminista, la sociedad condena a los acusados sólo con las denuncias, porque con el testimonio basta según ellos. Ir más allá es hacerle daño a la víctima, oprime a las mujeres, y fomenta el patriarcado. La iglesia no es tan popular ni tampoco tan al lote para caer en eso, los hueones saben de cacería de brujas.