Éste debate había sido muy esperado por toda la comunidad liberal y libertaria de Hispanoamérica (y también por la derecha millenial), y a decir verdad, no decepcionó. Sucedió lo que todos los conservadores deseaban: la caída del prestigio y de la credibilidad de Gloria Álvarez. Siendo que muchos conservadores jóvenes simplemente se habían estado reciclando como libertarios, la postura pro vida se transformó en la predominante. Gloria en un principio se había ganado la admiración de toda la derecha joven; hasta que, siendo en extremo coherente con sus ideales, comenzó a defender causas progresistas en lo social, como el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo, y a darle palos también la derecha y a los conservadores. Por consiguiente, empezó a quedarse sin aliados.
Demás está decir que encontré mucho más sólido a Agustín Laje, a quien tengo en muy alta admiración, pese a yo ser de la misma línea que Gloria (liberal clásico, y por un asunto de higiene social, partidario del aborto). Agustín es un tremendo intelectual, y me encanta que deje con la pera a los marxistas. Gloria Álvarez es también de todo mi gusto, pero critico su discurso, el que se ha mantenido igual de básico durante los últimos cinco años. Su último libro, Como hablar con un Conservador, se ha demostrado que en algunos pasajes, fue un plagio descarado de artículos en inglés de Wikipedia o de la Enciclopedia Libertaria. Eso fue una enorme falta de respeto para con sus lectores.
Respecto de Roxana Kreimer, yo valoro que, siendo ella de izquierda, se haya atrevido a criticar a su propio sector desde un punto de vista científico, desmontando los falsos argumentos del feminismo de tercera ola. Lamento que, pese a todo lo que ha leído, siga definiéndose como una mujer de izquierda.