Los que recuerdan las primeras misiones lunares habitadas se acuerdan de nuestro satélite como de un astro sin atmósfera, quieto, petrificado, donde hasta las pisadas dejadas por los astronautas pueden quedarse en ese lugar durante millones de años sin alteración. Según un equipo de investigación de la Nasa, que trabaja para el programa del Orbitador de Reconocimiento Lunar, posiblemente eso sea un problema.
Sería normal que en efecto, algo ocurriera una vez al mes, cuando la Luna atraviesa la cola magnética de la Tierra. La cola magnética de la Tierra se extiende más allá de la órbita lunar, y una vez al mes, la Luna la atraviesa, explica Tim Stubbs, científico de la Universidad de Maryland que trabaja por cuenta de Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la Nasa. Según él, este paso puede tener consecuencias que van desde la emisión de polvo hasta la producción de peligrosas descargas de electricidad estática.
Estación en la cola magnética de la Tierra.
El campo magnético de nuestro planeta no contiene ningún misterio. Desde los primeros vuelos espaciales sabemos que se forma alrededor de la Tierra un especie de burbuja que se estira bajo el efecto de la presión de los vientos solares, creando una cola magnética en la dirección opuesta. La órbita de la Luna se sitúa aproximadamente en el mismo plano que la órbita terrestre, y nuestro satélite atraviesa esta zona durante exactamente seis días en cada revolución, son los tres días anteriores y tres días posteriores a la luna llena. Hay que tener en cuenta que cada 18 años, los planos orbitales coinciden perfectamente, y la Luna atraviesa entonces lo que se llama la " vaina de plasma ", donde las concentraciones iónicas son todavía más fuertes.
Paso de la Luna a través de la cola magnética terrestre.
Pero durante la travesía de la cola magnética, se engendra un frente de plasma formado por una gran cantidad de partículas de alta energía. Las más ligeras, los electrones, bombardean la superficie lunar y le dan una carga negativa. Sobre el lado expuesto al Sol, la radiación UV limita esta carga a un valor razonable a nivel del suelo y devuelve una parte de los electrones hacia el espacio. Pero en la cara sumergida en la noche, esta carga se va acumulando, generando una diferencia de potencial que puede alcanzar cientos o miles de voltios.
Los astronautas sobre el terreno podrían sentir esta carga electrostática de una forma desagradable. Por el mero hecho de andar sobre la superficie, ellos mismos podrían acumular una carga excesiva, que se liberaría al menor contacto (con otro astronauta, una puerta, un equipo electrónico, etc) y sufrir consecuencias si no nefastas, por lo menos desagradables.
Sorprendentes y peligrosos efectos.
Posiblemente otras sorpresas esperan a los miembros de las futuras misiones de exploración. ¡En ciertos momentos del día lunar, el polvo del suelo podría literalmente despegar y formar nubes!. Empujado hacia arriba por la repulsión electrostática, el muy fino polvo lunar podría elevarse hasta formar una minúscula atmósfera. Esta curiosidad, divertida en el plano científico, presenta en cambio graves peligros para los astronautas que se encontrarán expuestos. El polvo lunar, es en efecto, muy fino y está constituido por partículas muy irregulares de afilados bordes. Extremadamente abrasivo, es particularmente contaminante, ensucia los trajes, obstruye los equipos, raya las superficies y hasta se revela alergizante para los hombres (N. del T.; Podría causar alergias).
Hasta podríamos encontrar auténticas tormentas de polvo a nivel del terminador, la línea de separación entre el día y la noche. Nubes diáfanas dejarían la parte sombría y flotarían desplazándose de la zona no alumbrada, fuertemente cargada negativamente, hacia la parte alumbrada.
Esta imagen muestra cómo las finas partículas de polvo son levantadas desde la parte alumbrada para caer sobre la parte sombría.
Actualmente todo esto es una mera hipótesis, porque nadie hasta la fecha, ha estado sobre la Luna en el momento crucial, cuando ésta atravesaba la cola magnética de la Tierra. Los astronautas de los Apolo, jamás alunizaron en el momento de la Luna llena con la finalidad de reducir la exposición a la radiación solar.
El mejor indicio de estos cambios ha sido obtenido por la sonda Lunar Prospector de la Nasa en 1998 y 1999. Desde la órbita, sus instrumentos midieron fuertes diferencias de potencial eléctrico durante la noche lunar, con unas variaciones desde los 200 a los 1.000 voltios.
Nuevas misiones tripuladas están programadas por la Nasa a partir de 2020 en el marco del programa de regreso a la Luna, y probablemente gracias a ellas podremos saber más sobre que es lo que realmente ocurre cuando nuestro satélite atraviesa la cola magnética terrestre. En el curso de estas nuevas misiones lunares, todavía podremos perfeccionar nuestros conocimientos sobre el funcionamiento de. . . . la Tierra.
Sería normal que en efecto, algo ocurriera una vez al mes, cuando la Luna atraviesa la cola magnética de la Tierra. La cola magnética de la Tierra se extiende más allá de la órbita lunar, y una vez al mes, la Luna la atraviesa, explica Tim Stubbs, científico de la Universidad de Maryland que trabaja por cuenta de Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la Nasa. Según él, este paso puede tener consecuencias que van desde la emisión de polvo hasta la producción de peligrosas descargas de electricidad estática.
Estación en la cola magnética de la Tierra.
El campo magnético de nuestro planeta no contiene ningún misterio. Desde los primeros vuelos espaciales sabemos que se forma alrededor de la Tierra un especie de burbuja que se estira bajo el efecto de la presión de los vientos solares, creando una cola magnética en la dirección opuesta. La órbita de la Luna se sitúa aproximadamente en el mismo plano que la órbita terrestre, y nuestro satélite atraviesa esta zona durante exactamente seis días en cada revolución, son los tres días anteriores y tres días posteriores a la luna llena. Hay que tener en cuenta que cada 18 años, los planos orbitales coinciden perfectamente, y la Luna atraviesa entonces lo que se llama la " vaina de plasma ", donde las concentraciones iónicas son todavía más fuertes.
Paso de la Luna a través de la cola magnética terrestre.
Pero durante la travesía de la cola magnética, se engendra un frente de plasma formado por una gran cantidad de partículas de alta energía. Las más ligeras, los electrones, bombardean la superficie lunar y le dan una carga negativa. Sobre el lado expuesto al Sol, la radiación UV limita esta carga a un valor razonable a nivel del suelo y devuelve una parte de los electrones hacia el espacio. Pero en la cara sumergida en la noche, esta carga se va acumulando, generando una diferencia de potencial que puede alcanzar cientos o miles de voltios.
Los astronautas sobre el terreno podrían sentir esta carga electrostática de una forma desagradable. Por el mero hecho de andar sobre la superficie, ellos mismos podrían acumular una carga excesiva, que se liberaría al menor contacto (con otro astronauta, una puerta, un equipo electrónico, etc) y sufrir consecuencias si no nefastas, por lo menos desagradables.
Sorprendentes y peligrosos efectos.
Posiblemente otras sorpresas esperan a los miembros de las futuras misiones de exploración. ¡En ciertos momentos del día lunar, el polvo del suelo podría literalmente despegar y formar nubes!. Empujado hacia arriba por la repulsión electrostática, el muy fino polvo lunar podría elevarse hasta formar una minúscula atmósfera. Esta curiosidad, divertida en el plano científico, presenta en cambio graves peligros para los astronautas que se encontrarán expuestos. El polvo lunar, es en efecto, muy fino y está constituido por partículas muy irregulares de afilados bordes. Extremadamente abrasivo, es particularmente contaminante, ensucia los trajes, obstruye los equipos, raya las superficies y hasta se revela alergizante para los hombres (N. del T.; Podría causar alergias).
Hasta podríamos encontrar auténticas tormentas de polvo a nivel del terminador, la línea de separación entre el día y la noche. Nubes diáfanas dejarían la parte sombría y flotarían desplazándose de la zona no alumbrada, fuertemente cargada negativamente, hacia la parte alumbrada.
Esta imagen muestra cómo las finas partículas de polvo son levantadas desde la parte alumbrada para caer sobre la parte sombría.
Actualmente todo esto es una mera hipótesis, porque nadie hasta la fecha, ha estado sobre la Luna en el momento crucial, cuando ésta atravesaba la cola magnética de la Tierra. Los astronautas de los Apolo, jamás alunizaron en el momento de la Luna llena con la finalidad de reducir la exposición a la radiación solar.
El mejor indicio de estos cambios ha sido obtenido por la sonda Lunar Prospector de la Nasa en 1998 y 1999. Desde la órbita, sus instrumentos midieron fuertes diferencias de potencial eléctrico durante la noche lunar, con unas variaciones desde los 200 a los 1.000 voltios.
Nuevas misiones tripuladas están programadas por la Nasa a partir de 2020 en el marco del programa de regreso a la Luna, y probablemente gracias a ellas podremos saber más sobre que es lo que realmente ocurre cuando nuestro satélite atraviesa la cola magnética terrestre. En el curso de estas nuevas misiones lunares, todavía podremos perfeccionar nuestros conocimientos sobre el funcionamiento de. . . . la Tierra.